Capítulo Treinta Y Dos

437 18 7
                                    







Ayer luego de la increíble cogida que Jace me dió, dormimos un par de horas hasta que llegaron los chicos, mientras ellos se sentaban en la mesa y calentaban la cena que aún quedaba del domingo, Jace y yo nos bañamos y cambiamos para comer con ellos.

Como siempre, el recalentado es mejor que la comida del momento.

La comida pasó entre risas y miradas culpables que los demás no entendían pero nosotros dos si al ver a Sandro comer en la cabeza de la mesa, en el lugar donde Jace me folló como todo un Dios sin piedad a mi pequeño cuerpo.

Cerca de las siete de la noche llamé a Sarah para ver un rato a la bebé, ellas ya estaban en casa, aún en cama pero más cómoda que en la clínica. La bebé dormía en su pecho y ella estaba cansada así que no duro mucho la conversación, solo me contó como estaba, como fue dar a luz y como él idiota de Blake se fue a dormir a mi cuarto cuando la bebé comenzó a llorar en la madrugada.

Me reí por eso y hablamos mierda de él un rato pero ambas lo entendíamos ya que él va temprano al colegio, entrena y trabaja hasta tarde para ganar algo.

Se ha vuelto algo responsable por lo menos.

Cuando su novio llegó los deje descansar aprovechando que la bebé seguía dormida y yo tuve una pequeña sesión de besos y corridas nocturnas con la mano de Jace en mi boca para evitar que gimiera, últimamente se ha vuelto más suelto conmigo y me encanta.

Y esta mañana lo demostró usando lo que le dije ayer, ya que desperté con su gran verga en la boca.

Ni bien abrí los ojos él me la comenzó a follar hasta que se corriera, me dijo que lo tragara y yo lo hice sin chistar, luego se paró diciendo "Ya levántate, vamos tarde a entrenar", pero obviamente lo obligue a que me cogiera rápido luego de venirme un par de veces por sobarme en su cara.

De camino al lugar de entrenamiento nos quedamos más atrás, me pegó contra un árbol y me besó el cuello mojándome a más no poder, mordió mis pechos ya que de nuevo traía el pequeño top y me metió los dedos mientras me cubría la boca, luego me folló de espaldas a él, contra el tronco a mitad de la selva.

Al llegar con todos, mis piernas temblaban y mi pelo estaba desordenado ya que Jace me lo jaló, seguí entrenando puntería con las dagas y esta vez en menos de tres horas ya tenía la habilidad, o algo así.

—Sienna —Sandro me llamó—, veo que ya le atinas al círculo —asentí—, vamos a practicar defensa ahora.

Sonreí emocionada, lo primero que él y yo practicamos en Colorado fue defensa y no me dejó irme hasta que lo derrotara, ahora estoy lista para hacerlo.

—Estoy lista —le sonreí.

—Bien —asintió.

Me lanzó una daga y me moví hacia un lado porque no quería cortarme.

—Sí que estás lista —se burló y viré los ojos mientras me agachaba para agarrarla.

No tenía filó.

Lo miré mal, me hubiera avisado antes.

—No pienso que nos matemos ahora —rió mientras agarraba otro cuchillo más grande que el mío.

Lo vi meterlo en la correa que también tenía en el muslo, hice lo mismo y caminamos hasta un lado libre para poder practicar.

—Esto es lo que haremos —se acercó a mi.

Sentí la mirada de Jace a mi costado, estaba cruzado de brazos y observaba lo que hacíamos.

—Esquivarás mis golpes como te he enseñado antes, evitarás que te derribe y en vez de usar el cuchillo grande de antes usarás estos que son más pequeños y fáciles de transportar —me agarró por los hombros—, ¿lista? —me sonrió y asentí.

PRÓFUGOS [Parte 1 y Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora