El domingo me levanté temprano para comenzar la cena, me bañé y arreglé para estar lista para cocinar y con todas las ganas baje, pero el problema fue el grito que recibí por parte de Sandro.—¡Es un jodido pollo! —señaló mi pavo.
—¡Es un pavo peruano! —lo agarré.
—¡El pavo peruano no existe! ¡Te estafaron, Sienna! —me lo quitó.
—¡Dame mi puto pavo! —se lo arranqué.
—¡No es un pavo! —lo soltó.
—¡Sí lo es! —lo puse sobre el plato—¡No es temporada de pavos grandes, por eso está chiquito! —me quejé sobando su fría piel.
Los demás admiraban nuestra escena desde el comedor, habíamos puesto a todos a hacer algo.
Sandro respiró hondo con los ojos cerrados.
—¡¿Sabes que?! ¡Cómo quieras! —se rindió elevando las manos—¡Tú haz el pollo!
—¡Pavo! —lo miré mal.
—Lo que sea, yo haré el postre —gruñó sentándose en la mesa.
Feliz por mi victoria fuí a poner música en mi teléfono. En la mesa del comedor estaban todos sentados. Jagger estaba aplastando las papas sancochadas en un bowl mientras Clyde le echaba sal y leche para hacer el puré de papas. Marina y Eva picaban las verduras para la ensalada mientras que Jace y Reed cortaban carne a un lado. Y ahora Sandro hacía algo para el postre.
Jace me miraba sonriendo, había visto todo y le parecía gracioso, me giré para acomodar mi pavo peruano sobre el plato que metería al horno. Lo había rellenado con arroz, pasas, un poco de pollo sancochado y chancho, quedaría delicioso, tal cual mi mamá me había enseñado a hacer el año pasado.
Ahora me tocaba cocer el pavo así que agarré el hilo y aguja que Sandro me había dado antes de que me gritara por mi pavo pequeño, cocí la entrada y la salida, para luego inyectarle pisco por todos lados y embarrarlo de la mezcolanza para marinarlo o algo así y lo envolví en papel aluminio.
Me mato si mi pavo peruano me sale mal.
Encendí el horno esperando a que se calentara y lo metí antes de mirar mi celular, eran las dos de la tarde y como era una hora por cada kilo el pavo estaría a las siete de la noche lo cual estaría bien para cenar.
Me fui a sentarme al costado de Jace a cortar verduras con las chicas y supervisar que las cosas vayan bien mientras que Sandro pelaba manzanas y me miraba mal, le saqué la lengua.
A las cinco todos estaban terminando sus tareas, mientras que Jace cocinaba y freía las carnes que habían picado, Eva mezclaba la ensalada y Clyde servía el puré de papas que les salió un poco aguado. Sandro terminaba de decorar su tarta de manzanas para metérsela al horno ni bien salga el pavo.
Hablando del pavo, tenía una pinta de pollo pero tal vez así es el pavo peruano.
Estaba haciendo arroz blanco para acompañar a parte del relleno y ahora Marina junto con Jagger hacían el camu camu para beber bajo las indicaciones de Sandro, que igual guiaba a Eva que la habíamos mandado a hacer los plátanos sancochados, quien obviamente se quejaba porque no quería tocar los plátanos.
Teníamos una botella de champán y mucha cerveza, junto con whiskey para Jace, más la bebida que hacían ahora. Todo se veía bien y parecía que el pavo estaría antes del tiempo, así que Clyde comenzó a alistar la mesa junto con Reed.
Todos estábamos arreglados, yo llevaba un vestido corto y mostaza, lo único es que estaba descalza pero que importaba. Eva y Marina también llevaban un vestido, una uno rojo y la más pequeña uno azul. Los chicos estaban en shorts por el calor y en camisas abiertas.
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PRÓFUGOS [Parte 1 y Parte 2]
Ficțiune adolescenți¿Ayudar a alguien luego de atropellarlo? Pues claro, ¿es lo que se debe de hacer, no? Se supone. Pero qué pasa si ese alguien no solo te trae problemas, sino que te revela la existencia de un lugar súper secreto que siempre supiste que era verdad pe...