XXV. Persecución

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- Esto es... no puedo... Wei Ying... - Lan Zhan no sabía cómo sentirse, no solo había manchado su uniforme, también ese chico le había gritado tan sinvergüenzas palabras. ¿Qué iban a decir de él?

- ¿Otra vez Wei Ying? – Xichen se reía de su hermano. – Te hablo más tarde A-Yao. – el chico colgó la llamada

- Es un revoltoso. – Lan Zhan se miraba furioso su ropa

- ¿Él te hizo eso? – Lan Xichen quería reírse, pero su dìdì se sentía ultrajado y no podía burlarse de él en esas condiciones

- Manchó mi libro. – se quejó Zhan

- Era tu copia. – respondió el Lan mayor

- Se burló de mí. – refutó Zhan

- ¿Cómo?

- ¡Él dijo que...! – Lan Zhan recordó lo que le había gritado y su rostro enrojeció

- ¿Qué? – ahora Xichen estaba más interesado

La casa de los Lan se encontraba en una colina entera, antigua y clásica como toda su familia. Toda la familia Lan se dedicaba al área de la medicina, pero sin duda estaban bien instruídos para desarrollarse en todas las áreas.

Lan Zi-Teng era la cabeza de la familia, con viejas costumbres al igual que su pensamiento, llevaba en alto el apellido de su familia. Su amada esposa había fallecido tiempo atrás, dejando en el camino dos hijos, Lan Qingheng y Lan Qiren. Qingheng era el director del hospital Gusu Lan, mientras su hermano trabajaba entre Cloud Recesses y el hospital.

Qingheng había contraído matrimonio joven, con su compañera de instituto, Lu An, la cual, por tradición familiar, adoptó el nombre de su esposo y se convirtió en madame Lan, Lan An. Juntos concibieron a dos pequeños, Lan Xichen y Lan Zhan.

Lan Xichen, el mayor, cálido, amable y sonriente, estudiaba su tercer año en medicina, era el siguiente en suceder a su padre cuando este se retirara del hospital. Era el orgullo de sus padres, pero no exactamente el de su abuelo. Lan Zhan por otro lado, era todo lo contrario a su hermano, silencioso, frío y amable a su manera.

Ambos habían sido apodados por los demás como los jades de Gusu, y al ser miembro de la familia principal de los Lan, cargaban consigo un peso enorme. Desde que nacieron, ya había un plan para ellos, desde como vestir, hablar y expresarse. Su madre, Lan An, les dio y daba el amor, mientras que su padre la responsabilidad y disciplina.

Su destino ya había sido planeado, incluso el tipo de parejas que debían tener, y en qué momento tenerla. O al menos, sí para Lan Zhan, ya que Lan Xichen se había aventurado en una relación desde tiempo atrás con el segundo hijo de los Jin. Y aunque aún no lo sabían, ambos, estaban a punto de vivir la aventura más grande de sus vidas, una mucho muy importante.

- No te enojes, A-Zhan. – Lan Xichen no había resistido soltar una pequeña risita al escuchar lo que Wei Ying le había gritado en el pasillo de la escuela. Lan Zhan estaba apenado y se fue a su habitación con sus orejas rojas.

- ¿Qué pasa? ¿Lan Zhan que haces aquí tan temprano? – Lan Qiren venía entrando.

- Tío que gusto que hayas llegado. – saludó Xichen

- ¿No tienes clases?

- No, y quise aprovechar para recoger unas cosas. – respondió Xichen

- Mmm

- Yo sé que no les agrada la decisión que tomé con A-Yao, pero estaremos bien. – tranquilizó Lan Xichen

Deudas de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora