IV. Parte De La Familia

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- Por ahora se quedará en la habitación de Wei Ying. - dijo Sanren a su esposo y pareja de su hermano

- Gracias por cuidarlo. - Song Lan se sentía más tranquilo ahora que Xingchen estaba con su hermana

Luego de la cena desastrosa que ni si quiera se pudo llevar a cabo, Song Lan esperó fuera de la casa de Xiao Xingchen a que lo llamara y le dijera que estaba bien. Sin embargo, fue una gran sorpresa cuando vio salir a su novio con un par de maletas y sus ojos llenos de lágrimas.

Evidentemente había salido todo mal, Xiao Xingchen se tiró a sus brazos, llorando descontroladamente, quería irse a donde fuera, pero no quería estar más allí. Song Lan estaba dispuesto a llevarlo con él a su casa, pero siendo realistas, no estarían cómodos en un espacio tan pequeño, pero Xingchen no quería ir a otro lado.

Durante la siguientes semanas, Song Lan y Xiao Xingchen vivieron juntos y ninguno de los dos quiso tocar el tema de Baoshan Sanren. Olvidando su pelea, el paraíso estaba en casa. Todos los días, al despertar, Song Lan despertaba y su novio estaba allí, al llegar de trabajar, él estaba esperando por él. Era como vivir un sueño.

Sin embargo, ese sueño tenía que terminar pronto. Quizás Xiao Xingchen no lo mencionaba, pero no estaba acostumbrado a vivir en un lugar tan pequeño, limitado a dos habitaciones y una cocina-sala-comedor en un espacio conjunto. Teniendo esto en mente, Song Lan llamó a la hermana de su pareja, explicó un poco lo que había pasado y luego de un par de horas llegó a su departamento.

Al principio, Xiao Xingchen se negó a irse, pero de alguna manera, Cangse Sanren lo convenció. Luego de desempacar, ella y Xingchen se encerraron y hasta ahora salían del encierro.

- Se quedó dormido. - dijo Cangse Sanren para consolar la expresión preocupada del chico. - Está bien

- Sé que él estará mejor aquí. - habló Song Lan

- También lo hubiese hecho en tu departamento. - intervino Wei Changze. - Iré a preparar la cena, los dejo

Wei Changze dejó al par en la sala, tenían cosas de las cuales hablar. Cangse ofreció algo de tomar al novio de su hermano, pero este se negó cortésmente.

- Iré al punto. - empezó Sanren. - ¿Por qué quisiste que trajera a Xiao Xingchen aquí?

- Porque este es su hogar... Ahora lo es. - contestó Song Lan

- Tú también lo eres. - aseguró Sanren. - Song Lan, aún no has entendido la magnitud con la que Xiao Xingchen te ama. Todo el tiempo estuve insistiéndole que se quitara la venda de los ojos sobre la manipulación de parte de mi madre, pero jamás hizo caso. Y entonces solo llegas tú y le das la vuelta a su mundo. No dudó ni un segundo en salir de esa casa solo por ti.

- ¿Qué es lo que me estás diciendo? ¿Qué no valoro a Xingchen?

- Pues eso parece. - Sanren trató de usar un tono de voz más suave. - Sabes que Xingchen hubiese estado bien contigo, confía en ti y si le dices que salte contigo, lo hará. ¿Entiendes eso?

- Por supuesto, pero entiende tú ahora. - Song Lan también deseaba que Xingchen se quedara con él, pero no así. - Yo adoro a Xiao Xingchen, con mi vida, pero también soy consciente de las condiciones por las que está pasando ahora. - Song Lan suspiró. - No quiero que Xiao Xingchen se vea obligado a estar conmigo solo por esto. Tengo planes Sanren, sé que no lo necesita, pero yo quiero darle algo mejor a Xiao Xingchen

Song Lan le mostró su celular a Cangse Sanren. Esta al ver los planes de Song Lan, dibujó una sonrisa en su rostro.

- No estoy dejando nada a la deriva, yo amo a Xiao Xingchen y quiero planear un futuro en dónde solo sea feliz. – con esa respuesta de Song Lan, Cangse Sanren sonrió aliviada de que su hermano estuviera en buenas manos y dejó ir al chico.

Deudas de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora