XIX. La Historia Que Quiero Contarte

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Hay historias que son conocidas por todo el mundo, hay otras que solo puedes conocerlas cuando las buscas, pero hay otras más especiales que solo puedes saber si eres igualmente especial como para saberlas.

Todos tenemos una historia para contar, y de una u otra forma, todos esperamos que se cuente o que alguien la conozca. Y de todas las historias que Xiao Xingchen quería que Song Lan conociera, era la suya. Porque estaba entregándole su corazón, y quería entregarle esa parte de su vida. Un poco de su historia.

Xiao Xingchen sentía mucha confianza con Song Lan así que empezó a contarle desde el comienzo, prácticamente desde que había nacido. Juntos buscaron un lugar cálido en el departamento de Song Lan, poco a poco el dueño del lugar cedió y dejó que Xingchen siguiera rozando la palma de su mano con su índice.

- Creo que a estás alturas, ya debes saber que no soy el hijo biológico de mi madre. – comenzó a hablar Xiao Xingchen

- Lo leí. – confirmó Song Lan

- ¿Por dónde inicio? Mmm, mi madre... bueno, Baoshan Sanren no tenía familia, era común en esa época o eso creo. – comenzó a relatar Xiao. – Durante su tiempo más dulce, conoció a mi padre, el misterioso señor Cangse, era un simple obrero, poca familia, poco dinero, pero parecía estar lleno de amor...

Xiao Xingchen había escuchado sólo una vez aquella historia, pero la había grabado en sus recuerdos como si en la piedra se tratara. Jóvenes y enamorados, Baoshan Sanren y Cangse Nianru decidieron unirse en matrimonio.

Al poco tiempo de casarse, la vida les había sorprendido con la primer bendición en su vida, el primogénito de Baoshan Sanren, Cangse Yanling. Fue un niño adorado y mimado por sus padres, incluso en las dificultades, la infancia del pequeño Yanling fue dichosa.

La vida les sonrió 5 años después cuando Baoshan anunció a su segunda luz en su vida, Cangse Sanren, una niña única desde antes de nacer. La pareja había evaluado su situación económica y migraron a otra ciudad para encontrar una mejor vida. Y por un corto tiempo, así fue, pues el trabajo en la obra de Cangse Nianru le permitió darle el pan y el agua a su familia cada semana.

Todo parecía que estaría bajo aguas calmadas y tranquilas, la pequeña familia, humilde y modesta, vivía su vida como quería, como podía y felizmente. Pero en esa historia, como en todas, la tragedia llegó a la vida de la familia. Sólo era un resfriado común, una insolación, sólo eran síntomas de algo común, hasta que un día Cangse Yanling perdió la conciencia.

Luego el diagnóstico, un exceso de glóbulos blancos inmaduros, el resto, fue como una bomba del tiempo que fue destruyendo el organismo de Yanling. El dinero que siempre hacía falta ahora era algo que era completamente necesario. No había mucho, pero lo poco que podían hacer los médicos eran de elevados costos.

Y en un parpadeo, antes de que alguien pudiera reaccionar adecuadamente, Cangse Yanling dio su último suspiro y dejó atrás su vida a la corta edad de 7 años. Había luchado cual guerrero, pero aquella fue una batalla que fue difícil de pelear, y que lamentablemente se había perdido.

No existía, no existe y jamás existirá una palabra para describir el dolor que sentían ahora Cangse y Baoshan. La pérdida de su bebé fue un golpe duro que cambiaría todo, absolutamente todo su mundo.

- Luego de eso, mi padre comenzó a trabajar como un loco. – siguió contando Xiao Xingchen. – Lo he pensado, y debió haber sido muy duro. La falta de dinero fue lo que le había quitado la vida de su pequeño, así que no quería que nada le faltara a mi hermana. Pero, su necedad y dolor lo desviaron de su objetivo principal. Mi madre dijo que un día comenzó a llegar tarde, él decía que había conseguido un trabajo extra, pero mamá sólo quería a su esposo en casa. Habían pasado años de que la tragedia había sacudido a mis padres cuando una noche mi madre encontró el armario vacío y una carta diciendo que volvería con una mejor vida para su familia.

Deudas de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora