IX. Cosas Nuevas Y Extrañas

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- Ven aquí Xingchen

- Solo, fue un descuido, te prometo que no lo olvidaré. – Xiao Xingchen huía de su novio

- Te lo repetí muchas veces ¿cómo pudiste olvidarlo? – dijo Song Lan

- Pero cariño, siento que si lavo mis manos por 8va vez van a desaparecer mis huellas dactilares

- Eso nunca ha pasado, ven aquí. – Song Lan logró rodear a su pareja entre sus brazos y llevó sus manos al fregadero entre risas e intentos de beso que Xiao quería darle

- Eres tan estricto. – rió Xiao

- Y tú estás demasiado consentido. – Song Lan abrió la llave y mojó las manos de su novio

Song Lan y Xiao Xingchen habían comenzado su linda y divertida convivencia, eran como una pareja de recién casados. La primera noche fue incómoda, Song Lan no sabía cómo comportarse, apenas y se acercaba en la cama con Xiao Xingchen, pero ahora se hacía más natural el tener a Xingchen pegado a su pecho todas las noches.

Habían puesto reglas, como en todo, pero también había cosas muy particulares a las que Xiao Xingchen aún no se acostumbraba, como el excesivo control y orden que tenía Song Lan en la casa. Cosa que se movía de su lugar, se devolvía inmediatamente. Cada vez que salían, Xingchen se ponía su ropa de casa y lavaba sus manos, pero ahora mismo había salido solo a recoger un paquete y olvidó lavarse sus manos y así empezó esa mini guerra.

La casa aún se notaba un tanto vacía, pero tenía las cosas más esenciales para que pudieran vivir cómodamente. Xiao Xingchen había empezado a decorarla con papel tapiz y colores cálidos. Cómo habían planeado, Xingchen puso en venta su auto y el dinero recibido fue destinado al pago de la casa, lo que les dejaba menos dinero que pagar al final.

Después de aquella tarde con su madre, Xiao Xingchen había cumplido su palabra y no volvió a pisar su casa, pero a cambio recibió la sorpresa de ni siquiera ser llamado ni una vez, a pesar de que dejó su nuevo número de casa a Pei Lun antes de irse. Su tristeza era evidente, no podía evitar sentirse mal por su madre, pero tampoco dejaba que esos pensamientos lo consumieran, después de todo, ella fue quien lo orilló a ser así.

Las visitas no se habían hecho a esperar, el primero en ir fue Si Ming, emocionado por conocer su nuevo hogar, llevó una planta de la abundancia para su amigo. Luego Cangse Sanren y Wei Changze les dieron un par de vueltas, ya que ellos ayudaron con la decoración de las paredes. Por último, Nie Mingjue había ido, no porque quisiera visitarlos, más bien fue una visita extraña, habló con Song Lan sobre un asunto del trabajo, tomó un café y se retiró sin más.

Ahora, en su fin de semana libre, su primer fin de semana libre, juntos en esa casa, tenía que disfrutarse al máximo.

- Listo, ya estás limpio otra vez. – besó Song Lan sus manos

- Mi precioso novio no me deja opción. – dijo Xingchen besando su nariz. - ¿Ya quieres comer?

- Si, ¿lo intentas tú o yo?

- Déjame a mí, quiero aprender a hacerlo por mí mismo. – Xingchen había comenzado a tomar clases de cocina, toda su vida había sido atendido por Pei Lun, su hermana o madre, así que las labores domésticas no eran algo que él supiera hacer.

Casi todo el tiempo Song Lan se ocupaba de esas cosas, no solo porque le gustaban, también por seguir mimando a Xiao Xingchen. Sin embargo, Xiao no quería ser mimado todo el tiempo, era suficientemente capaz de hacerlo e iba a hacerlo.

- Bien, retomemos nuestra clase anterior. – anunció Song Lan. – Pondré su delantal mi hermoso chef

- ¿Y un beso también? – preguntó Xiao

Deudas de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora