XXVII. Tiempos de paz

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La desilusión de Jiang Cheng había causado muchos estragos en todos a su alrededor. No solo había traído tristeza en Wei Ying, también un enojo y decepción. Con los acontecimientos ocurridos en la fiesta de Jin Guangshan y la enfermedad del corazón descubierta en Lan Qingheng, la situación entre Ying y Zhan también había sufrido.

En un intento de revelar la verdad sobre su relación, Lan Xichen detuvo a su hermano pidiéndole consideración por los recientes sucesos, y aunque al principio se negó, Wei Ying también alegó que era mejor esperar. Esta vez el menor de ojos grises entendió que la situación actual no era la propicia para lanzar la bomba de su relación. Y con penas y algunas despedidas, Wei Ying continuó con su vida, esperanzado que el tiempo curara las heridas que esa tormenta había causado en los corazones de muchos.

| 1 MES DESPUES |

- Muy bien muchachos, quiero que recuerden esto porque en su examen parcial de la semana próxima... - Xingchen cerró sus ojos y se apoyó en su escritorio por el desbalance que había sentido

- Profesor ¿se siente bien? – preguntó una de sus alumnas

- Si, solo, creo que me sentaré... - Xingchen se sentía muy mareado. – Vamos a dejarlo aquí hoy, hagan su tarea y no olviden enviarme su avance del proyecto final, tengan excelente día

Xiao Xingchen se sentó en su escritorio mientras veía salir a sus alumnos uno a uno, algunos preocupados, otros ignorando la situación. Desde la mañana había estado sintiéndose mal, poco apetito y mareo constantes.

- Xingchen, escuché que volviste a dejar ir a tus alumnos temprano. – dijo el profesor Jiu

- Me sentía un poco mal. – Xingchen tomaba un vaso de agua en la sala de profesores, la voz se había corrido rápido al parecer

- No deberías de dejar eso pasar, ¿cómo puedes dar clases en ese estado? – Jiu se preocupaba por su amigo. - ¿Quieres que te lleve a un médico?

- Estoy bien, de verdad, estamos en esa temporada llena de trabajo, solo no he comido y descansado bien. – se excusó Xingchen

- Al menos ve con la enfermera. – insistía el hombre

- Ey Xingchen ¿qué estás embarazado? – dijo Xiwu al entrar

- Profesora Xiwu deje de escuchar los chismes del alumnado. – regañó Jiu

Ambos profesores comenzaron una discusión defendiendo su punto, olvidando si quiera que la persona de la que estaban hablando estaba justo frente sus narices. Sin embargo a Xingchen no podría importarle menos su charla pues en medio de sus pensamientos y su rostro sonrojado, este estaba pensando que quizás, sus alumnos no estaban tan alejados de la realidad.

Esa idea no había salido de su mente las siguientes horas de clase, incluso manejando de vuelta a su casa, estaba pensando en las posibilidades, ¿por qué no? Estaba casado, él y su marido tenían ingresos estables, además de que eran muy activos en cuanto se refería a sus actividades nocturnas.

Pero todas aquellas conjeturas solo podían resolverse con una cosa. Con timidez e ilusión en su voz, Xiao Xingchen pidió en la farmacia una prueba de embarazo masculina, especial para hombres fértiles como él. La chica que le atendió le dio instrucciones de cómo utilizarla y le deseó suerte al ver su rostro de ensueño.

Luego de llegar a su hogar, Xingchen puso la prueba en su mesita de noche y se dedicó a observarla durante largos minutos hasta que la llamada de Song Lan lo sacó de su trance. Todo este tiempo solo había pensado en él ¿pero qué pasaba con su esposo? ¿Estaría feliz? ¿O decepcionado? Ni siquiera habían hablado sobre tener hijos en ese momento.

Deudas de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora