¡Se un Rengoku, por favor! KyojuroxTomiokaxSenjuro

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Mención de enfermedad



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Se sentía nervioso, conocería a los padres del chico que lo contrato, peino bien su rebelde cabello. Preparo lo que iba a decir, su trabajo en la heladería, las razones por las cuales acepto, hasta los modales en la mesa para no hacer el ridículo frente a los otros. Miro su reloj, si no tomaba el bus ahora tendría que esperar a que otro pasara y eso lo haría llegar tarde.

Corrió hasta la parada, por suerte apenas se detenía el bus, aliviado suspiro; era extraño su nerviosismo por conocer a esas personas, puede que sea por el constante miedo de ser demandado o descubierto. Miro su teléfono esperando no equivocarse de parada para que los hermanos lo recogieran.

Al bajar tras unas estaciones vio entre todas las personas un par de cabelleras flameantes, sin duda eran sus chicos, se acomodo bien la ropa antes de ir hacía ellos; ambos hermanos se quedaron boquiabiertos al ver al azabache.

"Lindo" Fue lo único que pensaron en esos momentos.

—¿Tengo algo en la cara? ¿Es muy formal? —preguntó preocupado.

—No no no, Tomioka se ve muy bien —Se apresuro a decir el mayor, le abrió la puerta del copiloto cosa que él agradeció. Senjuro no dejó de verlo en el camino, le hubiese gustado sentarse junto a él pero desde atrás podía admirar  la forma en que su cabello se movía.

Al mirar de reojo Kyojuro notó los nervios del joven así que sin pensarlo movió su mano del volante unos segundos para apretar la del azabache tratando de transmitir algo de confianza sacando de sus pensamientos al hombre.

—No se preocupe, Tomioka-san, se que mis padres entenderán si nosotros explicamos —dijo el menor con una sonrisa.

Agradecía que los hermanos estuvieran con él, no sabría manejar la situación si se complicará pero con ellos dos a su lado sentía las fuerzas volver a su cuerpo. Eran como dos soles, cálidos en diferentes maneras; Kyojuro desprendía pasión, como un fuego abrazador pero sin llegar a quemar, o a su perspectiva el Sol de verano. Senjuro por su lado era igual al suave calor que desprenden las chimeneas o calentadores frente a los que te sientas con la familia, en otros términos el Sol de primavera.

 Justamente sus dos estaciones favoritas, antes amaba la nieve y hojas caídas del Otoño e Invierno pero desde que su hermana se fue de la casa solo lo hacían sentir mucho más la soledad de su familiar, así que le era reconfortante la compañía del par de hermanos. Al verse frente a la casa respiro hondo. Antes de abrir su puerta fue ahora Senjuro quien le ayudo a salir.

Apenas pasaron la puerta de entrada sus nervios volvieron al ver a la pareja ahí, por un lado tenía la gélida mirada de la mujer de la casa puesta sobre él, no le sorprendería que ya supiera hasta su grupo sanguíneo.  Por el otro estaba el padre, esa mirada era como ver directamente al fuego del infierno, seguro que lo odiaban.

—Padre, Madre —miro a ambos antes de proseguir —, él es Tomioka. Tomioka, mis padres. Ruka y Shinjuro Rengoku —presentó Kyojuro. El azabache hizo una reverencia antes de quedarse callado sin saber que decir.

—¿Eres tú el que se hizo pasar por mi esposa? —dijo con un tono amenazante, haciendo tragar grueso al joven azabache.

—Perdón... —Fue lo único que dijo.

—¡¿Perdón?! Es muy serio lo que hicieron ustedes dos —El suave tacto de su esposa lo sacó de su furia al instante, mirándola entendió al instante dejándola hablar.

Un Pilar para TodosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora