Bestias celestailes Douma x Tomioka

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Japón, un lugar en el que los espíritus vagan por la tierra gracias a personas con dotes excepcionales; a estos se les nombra como "Pilares", gente que ha sido escogido por poderosas bestias míticas para la misión de mantener el equilibrio entre el mundo terrenal y el mundo espiritual. Ellos vigilan y dirigen la nación bajo la luz guía del Patrón, el sacerdote mayor.

Seres admirados, respetados, por el país entero, casi como deidades.

El verlos es un privilegio.

O un castigo.

En el caso del joven Kamado era, tristemente, la segunda razón, ¿Su pecado? Cuidar de un espíritu corrupto, una hermana suya nacida con una maldición.

Hacía tiempo conocía de los Pilares y esperaba obtener piedad, que comprendieran sus decisiones al ser ya su última familia; sin embargo, al presentarse frente a estas personas se dio cuenta que no sería fácil.

—Estás aquí presente, Tanjiro Kamada, por el crimen de cuidar a una demonio estando tú entre las filas de los protectores de la tierra del Sol —resonó una voz desde lo alto de la habitación —¿Alguna defensa? Y que sea buena, no dejes detalles fuera —preguntó en un tono más serio Uzui, representante de la bestia rana, Kaeru.

—¡Nada de defensas, el maldito engendro ha cometido un crimen imperdonable! —bramó furioso Sanemi, el tigre blanco.

—Sanemi —Con la mano alzada Shinobu pidió silencio —este es un juicio, se le es permitido al acusado hablar en su defensa —dijo tranquila pero firme —.Responde Tanjiro, ¿qué fue lo que impulsó a un soldado tan prometedor como tu cometer un acto considerado de alta traición? —La mariposa se inclinó interesada en escucharlo.

—Por favor, —habló haciendo una reverencia —mi hermana fue víctima de una maldición en mi familia, buscó una cura para ella, siempre ha sido una joven buena y jamás ha atacado humanos —rogó con la cabeza gacha —¡Se que es capaz de protegerlos!

Un silencio pesado se sentó en la sala antes de ser rotó por una risa burlona, ¿el dueño? El mismo Uzui.

—Eso es imposible, nunca ha ocurrido algo parecido —mencionó con obviedad —es más, —su cara cambio a una expresión de seriedad total —siempre se volverán una amenaza.

—¡Ella es distinta, lo juro! —gritó entre lágrimas de desesperación —¡Puede ayudar!

—¿Y si asesinará a alguien qué sucederá? Los espíritus pueden vivir eternamente, sus portadores igual, no temen a la enfermedad o el hambre —la voz tranquila de la mariposa contenía una pizca de enojo —pero los humanos no, su vida es frágil —señaló —cada persona presente en esta sala ha perdido a seres queridos a manos de los demonios.

—Dices eso porque eres un alma crédula —dijo el gigante de la sala Himejima —no has visto las desgracias causadas por ellos, arrebatan vidas sin pensarlo y sin remordimiento —las lágrimas de su rostro caían sin detenerse —. Es difícil creerte, jovencito —finalizó.

—Se los ruego —hipó Tanjiro —tengan piedad...ella es lo único que tengo —rogó apenas audible.

—Lo lamentamos —entre lágrimas Mitsuri, la bestia Koi, tomó la palabra —Si hubiese pruebas sin duda le daríamos una oportunidad —dijo con dolor —, solo que, en este caso, las palabras no son suficientes.

—Tu mismo sellaste tu destino —sentenció Obanai —, el castigo apropiado en la muerte de ambos —Los guardias en la sala se acercaron a arrestar al par de hermanos arrastrándolos a su castigo mientras el chico todavía luchaba y rogaba por ser escuchado.

Entre medio de la lucha una luz brillante, llamas, se interpuso entre los soldados y el joven culpable. Kyojuro Rengoku, portador del fénix, abrazaba de manera protectora a Tanjiro, acercándolo a su pecho con una mirada de extrema preocupación.

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⏰ Última actualización: Jul 04 ⏰

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