El amor que tanto esperé Murata×Tomioka

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♥Omegaverse


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Tomioka no era un Omega ni un alfa sino un simple beta, alguien normal sin nada especial.
En sus veintiún años de vida jamás había anhelado algo tanto como el amor.

En toda su vida presenció muchas relaciones hermosas entre estos dos subgéneros. De niño le narraban cuentos de hadas dónde la princesa Omega era salvada por el valiente Alfa pero ¿Y dónde quedaban los betas? No lo malinterpreten, era consciente de las dificultades que enfrentaban los Omegas al igual que el peso que ponían sobre los hombros de los Alfas.

Agradecía no pasar por las complicaciones que ellos pasaban, sin embargo se sentía ignorado por todas las personas, los niños al saber su casta soñaban con ser esto y aquello, cosas acordé a eso, ahora ¿Qué debía hacer él como beta?

En un principio lo ignoró, pensó que todo cambiaría al crecer y se le presentarían oportunidades que al ser tan pequeño no tomó en cuenta. A los veinte fue que se dio que eso jamás pasaría.
A pesar de todo lo que le sucedió en su interior seguía buscando a una persona que lo amase de verdad.

Trató con mucha gente, los betas que conoció no duraban mucho en una relación debido a su trabajo tan riesgoso, las rupturas eran más tranquilas que otras que experimentó. Otros por su parte reclamaban por su poco afecto pero le era siempre muy complicado hacer eso tipo de cosas.

Luego salió con algunos Alfas como Kyojuro, Sabito y hasta Sanemi, todos fueron amorosos en sus relaciones, apasionados en el amor como dirían. El único problema es que nunca fueron suyos, ellos ya tenían parejas Omegas que terminaron por alejarlos de él; aun recordaba cada juramento de amor, sobre quedarse a su lado hasta el final, y sin embargo al momento de encontrar a aquellos Omegas la llama se fue apagando poco a poco hasta quedar nada más que cenizas.

¡Incluso estuvo con Uzui! Lo malo es que él ya tenía una vida formada, una forma de amar a la que no se logró acoplar por todo su pesar.

Con los Omegas fue igual, la misma rutina que las veces anteriores; tantas veces que sufrió terminó por hacerlo más cerrado con la gente. No podía culparlos a ninguno, el problema seguro era él. Si hubiese sido algo más probablemente ya tendría alguien a su lado que lo quiera.

Eso hasta que apareció Él.

Lo recordaba de la selección final, era demasiado tranquilo para ser un alfa que sino se lo hubiese dicho jamás lo creería. Después de eso no se lo volvió a topar por mucho tiempo.

Es luego de su cumpleaños veintiuno en la misión de la Quinta Luna inferior que se reencontraron. Apenas se vieron el hombre actuó de forma rara, camino a la sede no dejó de hablarle aun sabiendo que en ese momento se le acusaba de una gran falta contra el código de los cazadores, ¿Por qué?

—Hacía tiempo que no lo veía —El hombre seguía a los Pilares de cerca, buscando estar a la altura de Tomioka.

—Igual, Murata —Una gran sonrisa se dibujo en su rostro al oír su nombre salir de sus labios, ¡Aún lo recuerda!

Pasó todo el trayecto sacándole platica de cualquier cosa que se le viniese a la mente, aun con las respuestas en monosílabas del azabache el seguía la conversación de forma amena y por más que la mujer le indicaba con indirectas que no tenían permitido interactuar él continuaba con su tarea.

En la Sede las cosas no cambiaron, casi tuvieron que alejarlo a la fuerza al notar que no se despegaba del Pilar. No fue hasta más tarde cuando comenzaron una interrogación hacía su persona que se toparon otra vez.

Un Pilar para TodosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora