La vida es demasiado complicada aunque se aprende a vivir en ella, la vida de Natasha, Yelena, Kate, Wanda y familia cambiará en un solo segundo, las cosas que ellas apreciaban y amaban se les será arrebatado, aprenderán a vivir en su nueva realidad...
-Natty... Tengo mucha hambre-. Murmuró mi pequeña hermana mientras se colocaba enfrente de mi.
-Siempre tienes hambre, ven, vamos a ver qué hay en la cocina-. Le dije tendiendo mi mano derecha para tomar su pequeña mano.
-¿Puedes hacerme comida como mamá?-. Preguntó mientras entrábamos a la casa ya que estábamos en el pateo trasero.
-No, mamá hace magia yo no puedo-. Le dije encogiendome de hombros pasando la sala para llegar a la cocina.
-¿Cómo puede ella hacer magia? ¿Yo también puedo?-. Preguntó arrugando su frente y yo reí, sujetandola de la cintura para subirla encima de la silla.
-Tal vez, somos mágicas hermana menor, a ver... ¿Quieres esto?-. Pregunté subiendo encima de una silla para abrir la alacena y sacar un paquete de pan y un tarro de mermelada.
-¡Si! Eres la mejor hermana mayor del mundo-. Gritó con alegría mi hermana y yo le di un pequeño guiño.
Baje de la silla para después prepararnos un pan con mermelada, Yelena comenzó a tararear en voz baja mientras comía su pan y balanceaba sus pies en la silla, completamente feliz, yo miré por la ventana de la cocina, mamá y mami no deben tardar mucho en llegar, hasta entonces soy responsable de mi hermana pequeña, Yelena a veces es muy molesta pero mamá dice que es normal ya que es pequeña, además dice que quiere ser igual que yo, no importa que a veces cuando era más bebé me arrojaba cosas, yo la amo y la protegeré de todo como una buena hermana mayor.
-¿Quieres ir al pateo trasero a jugar? Podemos jugar a las atrapadas-. Dije guardando todas las cosas de nuevo para que se viera como si no pasará nada, mami no quiere que comamos tanto pan.
-¡Si! ¿Puedo ser la que se esconde?-. Preguntó Yelena con una enorme sonrisa en su rostro y yo asenti con la cabeza.
-Vamos enana-. Le dije alborotando su cabello para luego salir corriendo dejándola atrás mientras me gritaba.
Reí todo el camino hasta llegar al pateo trasero, Yelena llegó quejándose pero le indique que se escondiera, ella era muy ruidosa con sus pies y por esa razón era muy fácil saber a dónde se escondía, cerré los ojos recargandome en el columpio para empezar a contar, esperando el sonido de sus piernas corriendo, cuando conté hasta treinta abrí los ojos y mire a todos lados fingiendo no saber dónde estaba.
-¿Yel? ¿Dónde estás?-. Dije divertida buscando detrás del arbusto que teníamos, escuché una leve risita que provenía de la casa del árbol.
-¡Te encontré!-. Grité parandome debajo de la casa de árbol para mirar hacia arriba.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-¡No! ¡Hiciste trampa!-. Gritó la pequeña niña de nueve años con reproche.
-No lo hice, tu te reiste-. La acusé cruzándome de brazos.
