The Charm Of The Eclipse (Scarletwidow & Katelena G!P)

-9-

Natasha Pov.

No pude dormir toda la noche, sentí opresión en mi pecho y no podía borrar de mi mente el rostro de aquella mujer vampiro, no la conocía pero sentía en mi corazón como si la conociera desde hace mucho tiempo atrás, ¿Tal vez nos conocimos en otra vida? No lo sé pero no podía evitar pensar en ella, su nombre es igual de hermoso que ella, volví a suspirar mírando a mi ventana donde entraba apenas los rayos del sol, aún faltaba mucho para que fuera la hora de unirnos para hablar con los ancianos.

Acaricié el collar en mi cuello, extrañaba mucho a mis madres, ellas tal vez podían darme un mejor consejo acerca de lo que debo hacer, no digo que los consejos que nos dan Thor y Loki no sean buenos pero... Siempre necesitaré los consejos de mis mamás, ¿Ellas estarán orgullosas de lo lejos que hemos llegado? ¿Estarán orgullosas de la mujer que me convertí? Cómo quisiera verlas, abrazarlas una vez más pero lamentablemente no es así, solo espero que en dónde sea que se encuentren en el universo, me vean y se sienten orgullosas.

Me levanté de la cama con cuidado de no despertar a Yelena, quién se había colado en la noche en mi habitación para dormir conmigo, eso lo hacía cuando se sentía nerviosa y ansiosa, también traté de no pisar a Thor y a Loki quiénes habían decidido dormir también aquí, ellos eran geniales y se que hice bien en confiar en ellos cuando era niña, mi mamá tenía razón, los ojos son el reflejo del alma, me arrastre por mi habitación con cuidado, tomando mi chaqueta y mis llaves para luego salir corriendo junto a una pequeña mochila.

Al bajar las escaleras tome unas galletas que estaban encima del refrigerador y las metí en mi mochila para luego salir de casa, al parecer aún dormían la mayoría de la comunidad así que salí corriendo hacía el bosque, me escondí detrás de un árbol y me quite toda la ropa para no romperla y la guarde en mi mochila para luego tranformarme en mi lobo, sujete con habilidad las correas de la mochila en mi pata, ya me había vuelto una experta en esto.

Cuando estuve lista salí corriendo a toda velocidad, me encantaba correr, además era la mejor sensación del mundo, salte entre rocas y más hasta llegar a la orilla de un acantilado, mire hacia abajo sintiendo la brisa golpeando mi pelaje y observé con fascinación como las olas chocaban fuertemente con las rocas, moví mis orejas hacía adelanté y hacía atrás al escuchar pasos acercarse a mi, olfaltee un poco y mi corazón se aceleró al persivir ese aroma, era como oler a canela y pino, no era una gran combinación para algunos pero para mí... Era fantástico, así que tome asiento sin moverme sabiendo que era ella.

-¿También te gusta mirar la belleza de la naturaleza?-. Preguntó Wanda de mi lado izquierdo, colocandose un poco en cunclillas y yo asenti con la cabeza.

-¿Es hermoso verdad? Cuando era niña, mi mamá decía que había belleza en todo lo que miramos solo es cuestión de que tengamos una mente abierta para verlo-. Dijo con una pequeña sonrisa que me puso nerviosa.

Ambas nos quedamos en silencio por un segundo sin saber que decir, de todas formas no es que yo hablará mucho en mi forma de lobo, mire de reojo como Wanda se sentó y se colocó más cerca de mi, yo me acerque un poco más a ella, no podía evitarlo, era un poco confuso todo esto que sentía, la necesidad de estar cerca de ella pero había también felicidad en mi interior al saber que no estaba siendo rechazada por ella por qué colocó su mano en mi lomo, acariciándome un poco, aunque ahora que lo noto, su piel no es tan fría como la de los demás vampiros... ¿O será solo una cosa por lo ocurrido?.

Estuvimos así por unos segundos hasta que me aleje de ella, golpee un poco su mano derecha con mi pata, tratando de decirle que volvería, ella frunció el ceño y luego empuje la mochila que había dejado en el suelo, Wanda abrió sus ojos más de lo normal y asintio con la cabeza, así que me levanté y salí corriendo detrás de un arbusto, me transforme y me cambié pero sin ponerme la chaqueta, solo me quedé con la blusa de tirantes, mi pantalón de mezclilla y mis botas, salí de detrás del arbusto y llegué a su lado, sentándome.