La vida es demasiado complicada aunque se aprende a vivir en ella, la vida de Natasha, Yelena, Kate, Wanda y familia cambiará en un solo segundo, las cosas que ellas apreciaban y amaban se les será arrebatado, aprenderán a vivir en su nueva realidad...
-Hola, soy Kate, la moneda me fue entregada por América Chávez, del aquelarre Chávez, ella me lo dio hace tiempo diciendo que no lo necesitaría, ella me lo dio de buena fe, no somos vampiros malos, ellos y yo solo tratamos de saciar nuestra sed lo más mínimo que podamos, solo atacamos a escorias en el mundo aún así es asesinato pero hacemos lo mejor que podemos, no queremos problemas con ustedes, queremos hacer un trato, nosotros eh... Salvamos a su amiga-. Aseguró Kate confirmeza quitándose los lentes, señalando a loba marrón rojiza, luego miro a cada uno de los lobos pero hubo un cambió en su expresión cuando conecto su mirada con el lobo color blanco
Al segundo siguiente el lobo blanco dio un paso hacía atrás, preocupando a los otros lobos que se acercaron a él, el lobo había dejado de gruñir en cuanto conecto su mirada con Kate, ¿Qué está pasando aquí?.
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-¿Kate?-. Preguntó mi hermano acercándose a nuestra amiga, colocando una mano en su hombro.
-Yo... No... -. Murmuró Kate completamente desorientada, mirando por un segundo a mi hermano para después ver al lobo de una manera extraña.
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-Soy Wanda y se que tal vez hayamos roto una ley o algo al atravesar sus tierras, no sabíamos realmente que fueran suyas, nunca habíamos estado en México pero como dice mi hermana, no queremos guerras de ningún tipo, tratamos de pasar desapercibidos pero nos gustaría hacer un trato, lo honraremos y no tendrán ningún problema con nosotros, creo que merecemos el beneficio de la duda, su hermana no hubiera podido sola contra esos cuatro vampiros-. Dije rápidamente al ver qué el hombre Steve se tensaba, llamando la atención de nuevo a mi, quitándome los lentes.
Él líder o al menos el que parece ser el líder, frunció el ceño observandome para luego pasar su mirada a Kate y de nuevo al lobo blanco quién fue acariciado por el lobo negro y el otro entre café y amarillo, pero la loba marrón rojiza giro su enorme cabeza para observarme fijamente a los ojos y al mismo tiempo pasaron dos cosas... La primera fue ver a la loba gimotear y dar pasos hacia atrás, comportandose de la misma manera que lo hizo el lobo blanco, sin apartar la vista de mi.
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