La vida es demasiado complicada aunque se aprende a vivir en ella, la vida de Natasha, Yelena, Kate, Wanda y familia cambiará en un solo segundo, las cosas que ellas apreciaban y amaban se les será arrebatado, aprenderán a vivir en su nueva realidad...
Terminé de acomodarme mi cabello y sonreí escuchando las voces de mi esposa e hija cantando una canción, me encantaban los días en familia, todos los sábados nos reunimos en una casa para poder pasar tiempo en familia, era un tradición ya y es genial, amaba mi vida, amaba todo lo que tengo ahora y si debía pasar de nuevo por todo lo que pase, lo haría sin dudar si es que al final terminaría de esta manera, estando con esta familia que me ama y con los dos amores de mi vida, sonreí al ver una foto que tenía en el tocador, éramos yo y mi pequeña hija cuando fuimos a un museo de dinosaurios.
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Me coloque mis botas y me mire en el espejo, me veía bien, había escogido una blusa de cuadros color azul marino, unos jeans azul claro con mis botas negras estilo militar, maravillosa, rápidamente salí de la habitación con mi pequeño bolso colgando de mi hombro, baje las escaleras tarareando la canción que sonaba en la sala, mi esposa e hija aman la música y les encanta escucharla muy fuerte, yo creo que se quedarán sordas antes de tiempo pero no les importa.
-Hola mi amor-. Dije sujetando por la cintura a mi esposa, ella estaba colocando algunas cosas en unas bolsas.
-Hola preciosa, ¿Lista?-. Preguntó girando en mis brazos para verme, tomando el control y bajándole a la música, me encantaba que ella fuera más pequeña que yo.
-Siempre, ¿Dónde está nuestra pequeña?-. Pregunté acariciando con mi mano su cabellera larga y negra, había amado su cabello corto pero amaba más su cabello largo aunque en estos momentos lo tiene de color negro temporal.
-En la cocina, creo que estaba coloreando o algo así, solo guardo estos Toppers con tu comida y los subiré al coche, hoy toca ir a la casa de Hela, así que apresurate que ya se nos hizo tarde-. Dije jalandome para darme un corto beso en los labios.
-Ya voy mamá-. Le dije negando con la cabeza divertida.
-Dime mami cuando estemos en la cama-. Dijo divertida dándome un guiño, si fuera humana me hubiera sonrojado.
-¿Cuánto se te quitará el tinte negro? Osea, me gusta pero amo más tu cabellera rubia-. Le dije alejándome de ella con una sonrisa.
-Mmm, creo que una semana más-. Murmuró rascándose la barbilla y yo asenti con la cabeza caminando hacia la cocina.
Ingresé solo para ver a mi hermosa hija acomodando algunos de sus cuadernos y libros en su pequeña mesa, a ella siempre le gustaba estar cerca de mi cuando hacia la comida, es igual de tragona que su madre, eso sí no lo saco de mi, mi pequeña Natalie es lo más lindo que me ha dado la vida aparte de Yelena, mi hija había sacado el cabello rubio de su mamá, su sonrisa juguetona, aunque su nariz era un poco parecida a la mía al igual que su labios, el color de ojos los saco a su madre, además de que su carácter era igual que el mío, Yelena suele decir que es una mini yo por qué cuando se pone nerviosa, dice muchas tonterías como yo entenderé.
