La vida es demasiado complicada aunque se aprende a vivir en ella, la vida de Natasha, Yelena, Kate, Wanda y familia cambiará en un solo segundo, las cosas que ellas apreciaban y amaban se les será arrebatado, aprenderán a vivir en su nueva realidad...
-Mmm-hmm, me lo han dicho mucho-. Murmuré soltando un pequeño gemido al sentir sus labios en mi cuello.
-¿Si? ¿Te han dicho lo hermosa que eres? ¿Lo preciosa que estás? ¿Lo divina?-. Preguntó mi pelirroja en susurros acariciando mi espalda.
-Si, lo estás haciendo tú, te amo demasiado-. Le dije alejandola un poco para mirar sus ojos, sus hermosos ojos verdes estaban llenos de deseo.
-Yo también te amo-. Me dijo con una sonrisa ladeada para luego agacharse un poco y besarme con firmeza haciéndome jadear, llevando mis manos a su cintura apretandola un poco y subiendo al pequeño banco que teníamos en la habitación haciéndola reír fuertemente.
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Sus manos viajaron a mis glúteos y me elevó haciendo que envolviera mis piernas en su cintura, mis manos fueron a su cabellera mientras el beso se volvia apasionado y desenfrenado, sacando pequeños jadeos de parte de ambas hasta que me llevó a la cama, al menos si hacemos el amor no traumatizaremos a nadie por que todos estaban ocupados afuera haciendo sus cosas.
-Dios, eres una diosa, tu cuerpo va a matarme algún dia-. Me aseguró mi novia rompiendo a la mitad mi blusa.
-¡Oye! Esa era nueva y me gustaba, grosera pero vamos, quítate ésto-. Dije rompiendo su blusa de tirantes y eso provocó que alzará su ceja divertida.
-Luego dices que soy una salvaje, ven, que te voy a dar el mejor sexo de tu vida-. Dijo quitándome los pantalones con rapidez.
-Eso espero eh-. Le dije retandola entre risitas, ambas quedamos en ropa interior y subió encima de mi cuerpo, besándome con amor y pasión volviéndome loca.
Natasha desvió sus labios a mi hombro derecho, dejando un rastro de besos húmedos haciendome sentir en las nubes, acaricié su espalda y su cabellera entre abriendo los labios pero ambas nos quedamos congeladas cuando nuestra puerta se abrió y ahí estaba mi padre.
-¡Papá!-. Grité con histeria abrazando el cuerpo de mi novia con fuerza.
-¡Ay no! ¡Mis ojos! ¡¿Por qué no pusieron un aviso o algo?! ¡No! ¡Mierda! Bajen que quieren que vayan ah... No me largo-. Gruño Erik tapándose los ojos para luego salir corriendo de la habitación.
Natasha y yo nos quedamos quietas por unos segundos hasta que nos soltamos a reír por nervios, vergüenza y demás, no podía creer que mi padre nos agarrara en la movida, bueno... Al menos aún no estábamos completamente desnudas y haciendo el amor, ¡Ugh! ¡Maldita sea!.
-Que vergüenza, ahora querrra matarme con más razón-. Gruño Natasha levantándose de la cama con rapidez.
-Cállate, vergüenza tendré yo, es mi papá-. Le gruñi mostrando mis dientes para luego levantarme de la cama.
-Mierda, me quedé con las ganas, iré al baño y ve a dónde sea que nos necesiten-. Gruño Natasha mírando su miembro y yo mordí mi labio inferior.
-¿Tal vez pueda ayudarte no?-. Murmuré acercándome para tomar su miembro por encima del boxer.
