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—¿Así que tú eres la nueva víctima del señor Oikawa?— dijo un hombre de no más de veintiséis años, con el cabello bicolor y peinado hacia atrás, tenía que reconocer que era atractivo y en ese traje –que lucía realmente costoso– se veía como todo un profesional.

—¿Víctima?— cuestionó el platinado. Para esas alturas empezaba a creer que haberse presentado a esa entrevista había sido una terrible idea, su nuevo jefe ni siquiera le había dado la oportunidad de disculparse con él por el incidente de la mañana, estaba apenado, pero es que nadie se imagina que la persona que te iba a atropellar e insultas terminara siendo tu jefe, eso sin duda era algo bastante bizarro y una espantosa casualidad.

Definitivamente se había levantado con el pie izquierdo.

Yuki, la asistente de Bokuto, lo había llevado hasta la oficina de Recursos Humanos para firmar su contrato y que empezara a trabajar al día siguiente.

—Sólo bromeo chico, —sonrió tratando de transmitirle confianza a esa pobre alma que tuvo la desgracia de haber caído en las manos de su amigo y jefe — pero realmente espero que dures en este trabajo. Es muy cansado organizar entrevistas cada semana— suspiró mientras se sobaba el cuello con cansancio recordando como el castaño luego le daba por repartir despidos como si de caramelos se trataran, era muy complicado tratar con él, siempre tenía un nuevo capricho y un nuevo berrinche, sin embargo y para sorpresa de todos sabía llevar muy bien la empresa, incluso excelente si se atrevía a decir y es que desde que tomó la presidencia Oikawa no había perdido ni un solo peso, había triplicado las ganancias y se había coronado como una de las mejores empresas en en el ranking.

El maldito tenía talento, eso era indiscutible y por ello nadie se negaba a las ordenes que daba ni cuestionaban las decisiones tomadas.  

—¿Cada semana?— volvió a preguntar confirmando todas sus inseguridades, ese nuevo jefe suyo le iba hacer la vida imposible de mil maneras posibles.

—El señor Oikawa es muy difícil de complacer y ninguno de sus asistentes le ha podido seguir el paso. Insiste en que él puede manejar todo esto solo, eso es sobrehumano ¿no crees?— dijo —Incluso el Vicepresidente de la empresa, el gerente de puntos comerciales y yo tenemos una o un asistente— en ese momento la puerta se abrió dejando a la vista a la bella Yuki con papeles en manos —Pero él se niega, tiene la osadía de espantar a todo aquel que contrato para él, así que dije "Entrevistalo tú y elige al que cumpla tus expectativas, maldito dictador de mierda"— bromeó

«O contrata al que más mala suerte tiene»

—Aquí está el contrato, señor Bokuto— dijo acomodando todo en el escritorio —Su esposo llamó, quiere saber si irá a comer esta tarde—

—Dígale que estaré ahí para la cena, debo quedarme a impartir capacitación al nuevo empleado— dio las indicaciones rápidamente mientras tomaba los papeles y los leía con gran atención 

—Bien— la pelirroja asintió y salió dejando en soledad a los dos 

—Yuki es muy eficiente y se lleva de maravilla con mi esposo— suspiró tontamente enamorado —Arg... si lo vieras, tiene los ojos más hermosos del mundo—

—Felicidades, señor— sonrió por mera cortesía porque no sabía que decir en ese tipo de situaciones. El gerente de Recursos humanos era muy confianzudo y alegre también, hubiera deseado trabajar para él y no para el demonio que lo esperaba para degollarlo al primer error cometido.

—Muy bien Sugawara, este es tu contrato. Las reglas están estipuladas ahí mismo, no debes olvidarlas porque el incumplimiento de una sola a merita el despido inmediato, tu contrato será renovado en tres meses y se te dará la permanencia, claro si decides quedarte con nosotros y sobrevives a la primera semana— volvió a decir —Creo que no me hace falta mencionar que cualquier tipo de relación interpersonal dentro de la empresa está estrictamente prohibida— señaló puntualmente y como si ese fuera el punto más importante de todo el contrato —Se te pagara semanalmente y las comidas van por cuenta de la empresa— siguió hablando tranquilamente y como si ese discurso ya estuviera ensayado, tal ve era porque Tooru había despedido a tantos asistentes que Bokuto ya se sabía de memoria cuál era el protocolo que debía seguir —Sólo necesito que firmes aquí y empezaras a trabajar desde mañana mismo—

Koushi pareció dudar cuando tuvo el bolígrafo azul en sus manos, aún no era tarde para huir, todavía podía escapar y fingir que esa extraña entrevista nunca había sucedido, pero podría ser peor ¿no? El presidente podría vetarlo en las demás empresas y entonces sí que estaría en problemas.

No había opción, tenía que trabajar y demostrarle que no iba a claudicar y que tomaría al toro por los cuernos. Iba a sobrevivir la primera semana y después los tres primeros meses.

Firmó el contrato y Bokuto le estrechó la mano bastante complacido y contento.

[...]

Al día siguiente no cometió el mismo error, madrugó y se preparó para su primer día de trabajo, caminó con calma cuidando de no ser atropellado por algún loco que terminara siendo su jefe. Hoy sí sería un gran día, hoy no se había levantado con el pie izquierdo, le mostraría al director que tenía cualidades para ser un buen asistente y que haberlo contratado había sido la mejor decisión, pero al poner un pie edificio en ese edificio se sorprendió pues todo estaba hecho un caos. La gente no dejaba de correr de un lado a otro con papeles y haciendo miles de llamadas, parecía un zoológico.

«¿Así serían todas la mañanas?»

—¿Qué estás haciendo aquí?— Bokuto lo tomó de los hombros y lo jaló al elevador para meterlo —El señor Oikawa ya está en su oficina esperando su agenda—

—¿Voy tarde?— preguntó en shock por todo el ajetreo que había en el primer piso

—Estas tardísimo y a él no le gusta la impuntualidad— las puertas del elevador se cerraron y llevaron a un nervioso asistente hasta la oficina de Tooru mientras iba memorizando lo más rápido que podía la agenda que tenía en sus manos. Salió corriendo y se adentró en la sala encontrándose a su jefe firmando unos cuantos papeles.

Dios, lucía muy intimidante

—Llegas tarde— espetó el castaño sin levantar la mirada de los papeles que estaba firmando

—Mi horario es llegar media hora antes que usted—

—¿Llegó media hora antes que yo?— cuestionó

¿Cómo iba a saber que el infeliz llegaba mucho antes que la hora de entrada indicada?

—Y...yo

—¿Qué tengo para el día de hoy?—

—Tiene una reunión a las diez de la mañana con los accionistas y ejecutivos para el corte mensual—

—Aja

—A las doce tiene un almuerzo con los inversionistas— siguió recitando —Creo que a las tres tiene una reunión con la gente de producción

—¿Crees?— dijo Oikawa dejando el bolígrafo en la mesa —No tengo tiempo para creencias, esa reunión es a las cuatro, a las tres tengo una comida con el gerente de Recursos humanos y el de Puntos de Venta— dijo con seguridad —No me sirve. Estás despedido, sal de aquí—

¿Qué? Definitivamente sus esperanzas de sobrevivir a su primer semana se había ido al carajo en menos de cinco minutos

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Feliz San Valentín 💖

Mi jefe es un idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora