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Oikawa tenía el entrecejo fruncido, su molestia era bastante palpable y no podía creer que no hubiera alguien lo suficiente competente como para acatar una jodida orden e indicación.

—No es posible que justo hoy me salgan con esos pretextos idiotas— espetó el castaño —Sabe bien que el anticipo se le dio hace tres meses justamente para evitar todo este barullo— se sentó sobre el escritorio y se sobo el puente de la nariz al seguir escuchando las disculpas y pretextos. —Bien, pues váyase a la mierda— y colgó bastante furioso.

Arg... parecía que últimamente todos conspiraban en su contra.

—Pero miren que tenemos aquí— la puerta se abrió y un pelinegro se dejó ver luciendo una sonrisa picarona —¿Qué pasa dictador? ¿Nadie obedece?—

—Vete a la mierda, Kuroo— soltó y es que para esas alturas ya no tenía el humor para lidiar con las bromas estúpidas de su gatuno amigo.

—Ouh, tranquilo dictador— el mencionado alzó sus manos en modo de rendición —Ya no dejes que te preparen gallo para el desayuno—

—Realmente espero que vengas con alguna solución a mis problemas o en su defecto puedes llevarte tu culo a tu maldita casa y quedarte ahí hasta que la hora que tiene tu invitación llegue— se retiró los anteojos y el sonido de su voz de repente se había vuelto amenazante.

Y es que no estaba jugando, resulta y acontece que nuestro querido protagonista estaba metido en problemas y se preguntarán: ¿pero que ha pasao' si se supone que en el anterior las cosas se estaban solucionando? Bueno, la escritora no quiere que los personajes tengan todo facilito y... la fecha que todos esperaban por fin había llegado, el aniversario sería al anochecer y ese día, nadie aparte de los puestos altos había ido a laborar.

El director y como todos los aniversarios anteriores les dió el día libre a sus trabajadores para que pudieran prepararse y eso incluía también a su asistente.

El nudo en toda esta situación radicaba en que al parecer el puto proveedor encargado de llevarle el vino para la celebración había tenido un problema con el transporte y esta no llegaría a tiempo y no sólo eso... otro de los contratos estaba jodido y le acababan de darle aviso sobre la cancelación del mismo.

¿La razón? Era evidente, tenía nombre y apellido.

—Bueno, para el contrato no tengo ninguna. Estoy seguro que Iwaizumi ya está trabajando en eso—

Oh sí, otro problema más. Su maldito vicepresidente no estaba yendo a trabajar porque aún no podía solucionar su mal de amores y al principio lo entendía, pero ya había pasado un mes y el infeliz seguía escondiéndose como una rata detrás del home office para no ver a Sawamura y eso en consecuencia había aumentado su carga de trabajo.

Ya se haría cargo de él.

—¿Entonces qué demonios haces aquí?— preguntó mientras sacaba su agenda de uno de los cajones de su escritorio y buscaba el número de un nuevo proveedor que pudiera atender el pedido con calidad de urgencia.

Tetsurō se acercó sin retirar la sonrisa de su rostro y le retiró la agenda al castaño para ganarse una mala cara por parte de él.

—Dame eso, maldición — la cerró y la puso debajo de su brazo —¿Acaso has olvidado quiénes son los socios de esta empresa?—

—Por desgracia... no. Tengo que verlos todos los días — contestó con sarcasmo.

—Bueno, eso no lo puedes cambiar. Pero estas pasando un dato importante por alto, estúpido — Oikawa frunció el entrecejo y antes de que pudiera objetar otra palabra la puerta se volvió a abrir y un bicolor bastante efusivo entró.

—Lo he conseguido— avisó —Tú— señaló a Tooru con un dedo —Deberás darme un maldito aumento y decir que Akaashi es la mejor persona que podría existir en este cochino mundo —

El director alzó una ceja bastante confundido y volteó a ver a Kuroo quien compartió una mirada cómplice con Bokuto.

—Arg...— rodó los ojos hastiado —Son unos idiotas— empezó a caminar hacia la salida de la oficina para buscar una solución, sin embargo ambos amigos lo detuvieron.

—¿Así es como tratas a tus salvadores?— cuestionó Koutaro

—No fuera "el joven Sugawara" — Kuroo imitó su voz —Porque lo llevas a todas partes contigo maldito malagradecido— Oikawa volvió a rodar los ojos.

Y ahí iban de nuevo, a insistir con Koushi.

—Quizás si fueran más claros no me estaría comportando como un hijo de puta— resoplo y los dos lo soltaron.

—Bueno, Akaashi, mi bello y perfecto esposo tiene un amigo que es primo del dueño de una licoreria algo pequeña— empezó a explicar —Le dije esta mañana que el proveedor te había quedado mal y él hizo unas cuantas llamadas para ver si podían surtir la cantidad inicial, al principio dijo que no tenía todas las botellas y que darte todas las que tenía sería una pérdida. Pero...— hizo una pausa para pasar uno de sus brazos sobre los hombros del castaño —Después de un par de horas se comunicó directamente con Keiji y dijo que había conseguido un adelanto especial de su proveedor—

—Lo que significa...— canturreó Kuroo

—Qué ya tenemos vino— susurró Tooru acompletando la oración —Ustedes... oh dios, tengo una relación conflictiva con ustedes. No sé si debo amarlos o darles un golpe por no haberme dicho nada antes—

—Un gracias era suficiente— el pelinegro soltó una carcajada — ah y el aumento de Bokuto—

—Es un hecho—

—Bueno, nuestro querido y flamante dictador se está haciendo tarde. El licor llegará al salón del hotel y usted debe ponerse tan apuesto que deje a Sugawara sin palabras— animó Koutaro mientras encaminaban a Oikawa afuera de la oficina y lo metían al elevador

—Otra vez con eso. Entienda que no necesito de...

—Sí, sí, sí. Ya lo sabemos, ahora esfuérzate para robarle el aliento a tu asistente y que ya te diga que sí — Kuroo lo empujó levemente hacia el ascensor y las puertas se cerraron antes de que pudiera replicar.

¿Qué sería de Oikawa sin nuestro dúo favorito?

Mi jefe es un idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora