La tensión en el ambiente estaba presente, las miradas pesadas entre ambas familias eran igual al plomo y era evidente lo que se decían aún cuando nadie expresará abiertamente su opinión.
—¿Así que ya no basta con sólo miércoles de cumplirle sus caprichos a Tōru para que no cancele el maldito acuerdo?— habló la hermana del mencionado rodando los ojos con hastío.
—Un muchachito muy difícil de complacer, pero apropiado para nuestro querido Hajime— esta vez habló una despampanante señora de cabellos negros como la noche y ojos verde olivo. Era la tía de Iwaizumi.
—¿Quieren por favor dejar de decidir qué es o no apropiado para mi?— interrumpió el moreno cuando de nuevo parecía que todo mundo hablaba ignorando totalmente su presencia —Ya no soy un puto niño
—Sólo queremos lo mejor para ti, hijo— contestó el padre del moreno quien se acomodó los anteojos sobre el puente de su nariz y tomaba el vaso de whisky que la ama de llaves había llevado. —No puedes juzgarnos solo porque queremos velar por tu bien estar y el de Tōru— empezó a explicar con brevedad —Ambos se conocen desde niños y ya tuvieron cierta historia en su adolescencia, no entiendo cuál es el problema
—El problema es que mi hermano es un imbécil y un niño idiota mimado que ameneza con cancelar el compromiso cada semana por la excusa más tonta— prosiguió Sekai dirigiéndole una mala cara al castaño como si aún fueran niños que podían mostrarse la lengua con tal de mostrar su desprecio.
—¿Imbécil o idiota? Decídete, Sekai— intervino el aludido frunciendo el entrecejo con molestia —No puedo ser ambas cosas
—¿Acaso hay diferencia? — se defendió la castaña cruzandose de brazos con gesto de indignación —Tratándose de ti, dudo que un solo adjetivo te califique—
—Oh, la niña malcriada se siente desplazada porque no tiene atención — volvió a contestar Oikawa con ironía en su voz —Todos tomemos un tiempo para mirar a Sekai— pidió
—Imbécil — resoplo
—No estamos aquí porque vayan a cumplir con otro estúpido capricho mío — puntualizó Tōru una vez que su pequeña riña con su hermana terminó
—Yoshino, fue quien nos citó aquí — Iwaizumi intervino y negó con la cabeza bastante hastiado por toda la situación que parecía que nunca se iba a poder arreglar.
—¿El abuelo?— volvió hablar la castaña con un gesto de sorpresa en su voz. Sabía que él ya iba a tomar cartas sobre el asunto, pero nunca se imaginó que fuese a ser tan pronto.
Es decir... Acababa de llegar ¿Qué tan rápido lo habían sacado de sus casillas para que quisiera arreglar todo con rapidez?
—No habría necesidad si ninguno de los dos se comportase como niños— la voz madura del hombre mayor hizo callar a todos los demás murmuros y todos los presentes se removieron sobre sus asientos adoptando una posición más adecuada para la ocasión.
Todos sabían que con Yoshino no se podía jugar.
—Me alegra saber que todos están tan preocupados como yo y que...— miró a la mayor de sus nietos y asintió —Como dijo la señorita Sekai, no podemos seguir de complacientes— prosiguió —No es una opción, es una oportunidad para que ambas familias crezcan dentro de la empresa y confío que con el tiempo ustedes se aprendan a amar
—Pero...— quiso intervenir Iwaizumi más la mirada de su madre lo hizo retractarse de lo que estaba apunto de decir.
Era tan fácil decirlo, el moreno ya había intentado amar a Oikawa en su juventud y no había funcionado. No eran compatibles y el sentimiento era mutuo.
Podían ser compañeros, pero no podían ser pareja. Menos cuando su corazón ya le pertenecía a esos ojos oscuros que aguardaban por él.
La imposición estaba demasiado clara; no iban a deshacer el compromiso y eso sin duda, era una carga demasiado pesada. Mantener un matrimonio sin amor y sólo por apariencias no era la opción que tenía como futuro.
Ni siquiera se había imaginado compartir su futuro a lado del castaño y ahora parecía tan cercano que le hirió la idea de tener que dejar a Sawamura en libertad para darle su libertad.
Apretó los puños con fuerza y miró a Oikawa que parecía impasible ante las palabras de su abuelo, no tenía ni un gesto en su rostro y cuando quiso tomar su mano él la retiró con rapidez mientras se ponía de pie.
—No me voy a casar con Hajime— espetó con frialdad y determinación en su voz —Merece una felicidad que yo no puedo darle, los intereses de la familia me importan una mierda...— empezó a caminar hacia la salida del salón sin apartar la mirada de la de su abuelo —El matrimonio no es un jodido negocio que pueden simplemente arreglar— siguió hablando con tanta rabia en su voz y aún así... mantenía la calma, no eran gritos ni reproches. Sólo simples argumentos que decían la verdad
¿Qué tan difícil era entender? Iwaizumi no merecía ser atado a un destino tan detestable, él no lo merecía. Sólo provocarían que su infelicidad acrecentara.
Tomo el pomo de la puerta y volteó por última vez mirando a su abuelo con actitud desafiante
—Puedes buscar otro maldito heredero porque yo no voy hacer la mierda que me estas pidiendo — finalizó y salió del salón azotando la puerta.
Caminó con rapidez y buscó entre las bolsas de su traje un cigarrillo, le prendió fuego y le dio una calada para calmar sus nervios que estaban todos crispados.
Recargo su frente en la puerta del auto y soltó una bocanada de aire junto con el humo del cigarrillo...
¿Qué más podía hacer?
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Mi jefe es un idiota
FanfictionOdiaba a su jefe, su jefe era un idiota que no tenía escrúpulos. Lo odiaba... y su jefe adoraba molestarlo