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—¿Ya me vas a decir por qué viniste a mi oficina? — cuestionó Oikawa desde su asiento mientras limpiaba el cristal de sus anteojos para hacer pasar el trago amargo de hace un rato.

Koushi ya llevaba un buen rato limpiando la herida y ya casi estaba por terminar, solo faltaba poner una pequeña gaza y listo. Aún no entendía como un accidente de esa magnitud se había dado, sin embargo, a grandes rasgos podía atribuir que se debía al repentino cambio de humor de su jefe y la intervención de sus cuatro amigos.

Debieron superarse asimismo si habían logrado sacar de sus casillas al director de la empresa.

—Ya te lo había dicho ¿no?— sonrió mientras ladeaba la cabeza —Vine a ver a mi unico nieto varón antes de que inicie con su gira de negocios internacionales —

El castaño más joven entrecerro los ojos con recelo y sus labios dibujaron un puchero como si aquella actitud por parte de su abuelo le generará cierta desconfianza.

—Dudo que sólo sea para eso— negó con la cabeza —Debes de tener otro motivo oculto, sino, no serias un Oikawa y yo no seria tu nieto— entrecerro los ojos con recelo.

Yoshino soltó una carcajada bastante sonora siendo prueba de su satisfacción al ver la astucia de su nieto.

—Siempre tan perspicaz, Torim— Negó con la cabeza — se levantó de donde estaba —Tienes razón, no sólo vine para ver como estabas. Estoy preocupado, mírate — señaló todas las cosas tiradas a su alrededor —Estas hecho una furia— volvió a negar con cabeza —¿Esperas que confíe en que serás capaz de llevar a cabo todas las negociaciones sin que pierdas los estribos?—

—Eso fue...— miró a Koushi y se sonrojó furiosamente cuando cruzaron las miradas por un breve instante, así que de manera inmediata desvío la mirada ganándose un gesto aprobatorio por oírte de su abuelo.

Ahí estaba el meollo del asunto ¿que tan lejos había llegado ese par?

Por supuesto que había aceptado la decisión de su nieto de no contraer nupcias arregladas, sin embargo, su deseo iba más allá de ver su empresa más fuerte que nunca, él quería ver a su nieto con una familia y al parecer ese asistente tenía todo el potencial para serlo. Ahora entendía su molestia, seguramente los 4 jovencitos que salieron casi corriendo pensaban igual que él, pero seguramente eran tan obvios que Oikawa se enfurecia cada que metían sus narices donde no les correspondía.

—Eso fue porque esos bastardos se lo ganaron— bufó —Es un tema entre esos cuatro y yo—

—Bueno...— Yoshino canturreo —No tengo la certeza de saberlo, así que después de mucho pensarlo he tomado una decisión por tu bien— miró al asistente y después volteo a ver al castaño. Casi enseguida Tooru supo cuál era la decisión.

No, no, no, no.

—Ni se te ocurra, viejo...

—Tu asistente irá contigo— dictaminó sin ningún atisbo de duda.

—No necesito niñero— espetó en su defensa

—No es tu niñero ¿que cosas dices?— El Oikawa mayor empezó a reír y se acercó a Sugawara para tomarlo de los hombros y acercarlo al castaño —Es tu asistente, va en calidad de cumplir con su trabajo. Así no te sobrecargaras de trabajo, no habrá estrés y no espantaras a nuestros socios —

—No es necesario. Siempre he hechos estos viajes yo solo— Frunció el entrecejo —Y siempre han salido bien—

—Y siempre regresas más muerto que vivo— recriminó —Así que no acepto otra queja más, ya reserve el vuelo para ambos y las habitaciones en los hoteles que se quedarán, así que niño...— zarandeo a Suga —Cancela lo que hayas reservado

—Pero señor...— el asistente bajo la mirada apenado— No creo que sea buena idea —

Y no lo era, estaba demasiado cohibido como para tan siquiera compartir el mismo espacio que su jefe y lo peor de todo es que parecía que a él ni le importaba.

Que idiota, no. Qué hijo de perra.

¿Cómo se atrevía a besarlo y luego fingir como si nada hubiese pasado? Y no solo eso, sino que tenia el descaro de decir que se trataba de un desquite personal ¿que había sido eso de poner el marcador en partes iguales?

El no recordaba haber hecho algo vergonzoso cuando se embriago.

Solo lo estaba fastidiando y nada le molestaba más que saber que el único afectado había sido él.

—Nananana— Yoshino negó rápidamente —Yo soy el dueño legal de la empresa y eso me convierte en el jefe de tu jefe. No puedes simplemente desacatar una orden así —

—Y eso es imposición — replicó Oikawa

—Imposición u orden, no te puedes ir de aquí sin él o yo mismo hablaré con cada uno de ellos para que no reciban si te ven acompañado de tan encatandor joven —

El castaño frunció el entrecejo e infló las mejillas como si estuviera a punto de hacer berrinche, torció la boca y finalmente chasqueo la lengua.

—Bien— cedió —Prepare su equipaje, estaremos fueras aproximadamente un mes y medio—

—¡sí!— se escuchó detrás de la puerta de la oficina y Tooru arqueo una ceja

El abuelo reprimió una risa y se acercó para abrir la puerta dejando caer a cuatro idiotas hacia el interior de la oficina.

—Creí haberles dicho que se retiraran— dijo bastante risueño mirándolos desde arriba

—Ahsí, es que...— Atsumu empezó a tartamudear —Es que...

—Bokuto perdió su lente de contacto— intervino Kuroo

—¿Yo? Pero ni lentes us...— un quejido lo calló. Iwaizumi lo había golpeado— Arg... sí, mi lente— exclamó con dolor

—Pero ya lo encontramos— volvió a decir Atsumu mientras fingía que recogía algo del suelo —Ya nos vamos— y se levantaron para salir casi corriendo.

Estos chiquillos... y pobre asistente. Esta vez la suerte no le sonreía.

Mi jefe es un idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora