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La fiesta estaba lejos de terminar, Sugawara seguía muy de cerca a su jefe quien mantenía conversaciones de manera muy abierta con los clientes más importantes de Seijoh. Tan desenvuelto que parecía un espectáculo el ver cómo mantenía la atención de más de uno con una conversación trivial o de negocios.

Los fotógrafos también lo seguían y le pedían fotografías que con mucho gusto aceptaba y les regalaba su mejor sonrisa.

Ya podía ver las noticias de mañana en la sección de sociales: Director de Seijoh, la innovación en publicidad. Un talento para robar miradas.

Soltó una risa discreta al imaginar su entrecejo fruncido al leer el titular del periódico. Su personalidad frente a este tipo de eventos distaba mucho de lo que en realidad era en su oficina.

Negó con la cabeza y una vez que vio a un mesero pasar tomó una copa de vino que traía en una de las charolas. Ya llevaba bastante tiempo de pie y para esas alturas un buen trago no le haría más, sin embargo, la copa nunca tocó sus labios porque la mano de Oikawa sobre el borde le impidió la acción.

Koushi alzó una ceja bastante confundido y el castaño se la retiró con suavidad para darle un sorbo y guiñarle un ojo en el proceso.

—No creo que sea buena idea que vuelva a beber, joven Koushi— dijo y llamó con una mano al fotógrafo mientras jalaba al peligris a su lado y posar para una foto con su asistente.

A decir verdad debía admitir que le había molestado que le quitaran la oportunidad de probar un buen vino ¿Qué le pasaba? No obstante, al tenerlo cerca de él se dio cuenta que quizás era la mejor idea. No estaba muy seguro sobre lo que había ocurrido en su primera borrachera y no quería amanecer abrazado de él como en la segunda.

Sí, pensándolo bien Oikawa podría beber todo lo que quisiera por él.

Trató de posar lo más natural posible, y el agradable olor a la colonia de su jefe inundó sus sentidos dibujando un leve sonrojo en sus mejillas cuando lo miró de reojo y esa sonrisa ladina se volvió la protagonista.

Por desgracia y antes de que el fotógrafo pudiera tomar la fotografía, una joven jalo al castaño del antebrazo y se pegó hacia él mostrando su provocativo escote.

El flash salió disparado y la foto quedó arruinada.

—Mika— pronunció con cierta resignación en su voz —Te ves fabulosa el día de hoy— halago por educación el vestido rojo que llevaba la modelo, sin embargo esta se emocionó de más y el sonrojo invadió sus mejillas para provocar que lo abrazara aún más.

—¿Enserio? Lo elegí especialmente para ti— canturreó —Recuerdo que tu color favorito era el rojo— se toqueteo los labios y Oikawa sonrió.

—Es bueno que lo recuerdes, aunque en este momento mi color favorito es el azul— trató de zafarse con suavidad.

El asistente que ahora se sentía completamente ignorado rodó los ojos con hastío ¿como no iba a saber que su color favorito era el azul? Literalmente daba muchísimas pistas sobre ello, desde el logo de Seijoh hasta el collar de Zeus.

Verdaderamente habría que ser bastante distraído para no darse cuenta que Oikawa ya no sentía una fascinación por el rojo y que el azul le quedaba bie...

¿Qué carajos estaba pensando? Negó con la cabeza repetidas ocasiones tratando de espantar esas ideas y sintió un peso sobre sus hombros. Alzó la mirada y se dio cuenta que se trataba de Bokuto, Kuroo, Akaashi y Tsukishima que lo habían rodeado como si estuvieran esperando que les contará el mayor chisme del año.

—¿Y bien?— dijo Kuroo

—¿Y bien qué?— repitió Sugawara

—¿Si se arregló lo suficiente para ti?— habló Bokuto y ante todas las miradas que recibía se sintió demasiado avergonzado como para pensar en algo coherente

¿Su jefe se había arreglado para él? Era evidente que hoy se veía sumamente atractivo, pero que lo hubiera hecho para él ya era alucinar y proyectarse demasiado.

Los cuatro ajenos se miraron con complicidad y compartieron una sonrisa mutua cuando notaron la falta de respuesta. Era un sí.

Bien hecho Oikawa.

—¿Y dónde está nuestro apuesto dictador? ¿No se supone que es casi la hora del discurso de aniversario? —Kuroo miró el reloj en su muñeca y después pasó toda su visión por el salón hasta que dio con él y... Mika.

Eso explicaba la soledad del asistente.

Tetsurou se acercó hacia la joven pareja y se interpuso entre los dos pasando sus brazos por encima de sus hombros.

—Qué bueno que seguiste nuestro consejo, papi— comentó burlonamente el pelinegro y de manera inmediata Mika se sintió un poco incómoda —Este color resalta tus ojos—

—¿Eso le dices a tu prometido también?— Oikawa alzó una ceja y contuvo una risa por los comentarios de su amigo

—Ohno, él no debe enterarse que tú y yo tenemos algo especial—

—Eres un idiota—

—Ya es hora del discurso, idiota— se defendió —Mueve tu culo antes que se haga más noche y todos estén tan ebrios que no recuerden ni una sola palabra de lo que hayas dicho—

—¿Qué expectativa tienes de esta fiesta?— Tooru se separó de Mika mientras caminaba acompañado del pelinegro hacia el improvisado escenario

—Unas que no te incumben—

—Soy el anfitrión—

—De una fiesta hecha para los directivos ancianos. Yo, por otra parte me saltare el protocolo y haremos una para los directivos jovenes— le dio el micrófono

—¿Debo preocuparme?

—Sólo preocúpate por quedar bien aquí y ahora— le dio unas palmaditas en la espalda animándole a hablar.

Oikawa suspiró y esbozó su mejor sonrisa para llamar la atención de todos dándole dos golpecitos a la copa.

—Buenas noches a todos...

*********

Bueno, después de mi larga ausencia aquí ando again. Hoy fueron mis últimos exámenes así que xfin puedo cantar war is over.

Agradezco infinitamente su paciencia pq si hay lapsos bastantes largos en los que no actualizo pero shahfshs, mi carrera es muy demandante a veces y tengo muchos bajones emocionales. Pero equis, no me he dado de baja y aquí ando. Disfruten el cap♡

Los amo

Mi jefe es un idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora