El camino hacia el hotel fue bastante silencioso, ninguno de los dos había dicho ni una sola palabra y para el peligris era sumamente abrumador no recibir ni una palabra por parte de su jefe. Es decir... le habia hecho experimentar su primer vuelo de la mejor forma, incluso contrató una azafata sólo para su atención y ¿Ahora no decía nada?
Estaba confundido puesto que los ultimos eventos desde el beso era un verdadero lío para su pobre ser ¿Acaso estaa jugando con él? Esperaba que no fuera el caso porque en ese ismo instante su corazón estaba demasado descontralado y su mente se debatía de que forma abrir una maldita conversación.
Estaba nervioso por razones que no comprendía y detestaba no tener respuestas, respuestas que tampoco se animaba a pedir y unicamente e dedicaba a mirar al castaño quien tenía la mirada pérdida en la ventanilla del auto.
Sí, nuestro asistente no sabía qué hacer. Pero él no era el unico encerrado en su propia burbuja mental, Oikawa no estaba mejor y mientras trataba de encontrar una razón válida a sus acciones más se sentía como un completo idiota porque descubrió que no era lo unico que quería hacer por él.
Mmh... aquello le generaba incomodidad y joder... ¿Por qué lo miraba tanto? Sesentía extrañamente analizado, así que sólo le quedaba una opción para que dejara de causarle cosas que no entendía: molestarlo.
-Joven Koushi- lo miró de reojo, sin darse cuenta que ese sólo gesto era tan encantadoramente coqueto -Me voy a degastar si me sigue viendo- sonrió de forma ladina y las mejillas del platinado enfurecieron de un rojo carmín.
Se sintió avergonzado por ser atrapado de esa formay bajó la mirada mientras sentía el corazón retumbarle en los oídos.
-Puedo darle una foto mía si le parezco tan atractivo- volvió a soltar el castaño mientras reía bajito y esperaba el insulto de vuelta, insulto que no llegó...
Aquello sorprendió al castaño porque... el que calla otorga ¿no? ¿Significaba que estaba aceptando que lo encontraba atractivo?
Bueno, sí. Lo era, se supone que era uno de los solteros más codiciados y tenía una larga lista de pretendientes ya sean hombres y mujeres, pero que tu asistente tambien lo acepte es otro nivel.
¿No se supone que le había dicho a su abuelo que no era su tipo? ¿Por qué no lo volvia a decir?
JA! sabía que mentía ¿quién demonios iba a decir que Oikawa Tooru no era su tipo?
Estuvo a punto de sacar el tema a colación cuando en su mente se evocaron los recuerdos de una noche que no recordaba. La imagen de un beso, de un beso que carecía de inocencia y sentido del humor, un beso que pintó un tierno rubor en su asistente cuando sus manos lo tomaron de la cintura sin atreverse a soltarlo.
Su corazón palpitó con fuerza y decidió callar todas sus burlas tratando de deshacerse del calor en sus mejillas volviendo a mirar hacia la ventanilla.
¿Qué más habia pasado esa noche? Mierda, odiaba no recordar, odiaba el maldito momento en el que se dejó llevar por sus amigos idiotas, odiaba que por primera vez había caído ante los efectos del alcohol.
-¿Fue bueno el viaje?- desvió el tema hacia algo más trivial
-Lo fue, gracias señor- respondió en un murmuro aun con los estragos de la vergüenza en su ser y sin delatar a la azafata que le había confesado que su jefe había preparado todo para que tuviera una buena experiencia.
-Bien- respondió escuetamente - Cuando lleguemos al hotel asegurate de confirmar la cita del señor Denver -
-Sí- volvió a responder de forma monotona, cosa que desconcertó a Tooru pues tales actitudes no eran comunes en su asistente, siempre estaba a la defensiva con él y dispuesto a dedicarle unos cuantos insultos, pero... debía admitir que esa actitud dócil se le hacía tierna.
El auto se detuvo justo enfrente del hotel y ambos bajaron mientras el chfer se encargaba de bajar las maletas de ambos que fueron recibidas por el botones del lugar. Se encaminaron al lobby y una señorita bastante sonriente los recibió.
-Bienvenidos ¿Tienes reservación?-
-Sí, dos habitaciones a nombre de Oikawa Tooru- sacó la tarjeta negra para hacer el pago mientras la recepcionista tecleaba en la computadora.
-Mmh...-
El castaño cerró los ojos con lentitud y con la evidente decepción plasmada en su rostro al escuchar ese sonido. Aquí venía, una mierda de organización, seguramente le diría que...
-Lamento informarle que hubo un error en la reservación y sólo hay una habitación a su nombre-
¿Esto era jodida broma? ¿Quien demonios hizo las putas reservaciones?
Fue en ese momento que recordó las palabras de su abuelo sobre que ya tenía todo listo sobre su hospedaje y se llevó una mano al rostro tallandose con bastante frustración.
Ese maldito viejo entrometido que a fuerza lo queria casar antes de que terminara el año.
Suspiró pesadamente y forzó una sonrisa mientras recargaba su peso sobre el escritorio.
-Haber muñeca- El apodo le molestó a Koushi y frunció el entrecejo de manera automática ¿Por qué tantas confianzas? No, esa no era la pregunta.
La verdadera pregunta era ¿por qué le molestaba tanto?
-¿Habra manera de que pueda conseguir otra habitación para mi asistente?-
-¿Su asistente?- peguntó sorprendida la chica y ante esto el castaño alzo una ceja con expectación -Oh, vaya confusión. Pensamos que eran pareja, pues la habitación reservada es una suit matrimonial. Normalmente se reserva para las lunas de miel-
Oikawa quedó impávido ante lo dicho y Sugawara casi se va de espaldas. Esa era la segunda vez que los confundía con una pareja y estaba seguro que su corazón no iba a soportar una tercera vez.
-Ya veo- el castaño asintió -Y supongo que ahora me dirá que ya no hay habitaciones disponibles ¿Cierto?-
-Mmh... así es, señor-
-Sólo deme la jodida llave- bufó al mismo tiempo que entregaba la tarjeta y se daba media vuelta para encarar al peligris-
-Bueno, precioso - se acercó al platinado tratando de relajar el ambiente con ese clásico tono coqueto bromista —Parece que tendremos una luna de miel—
Tal comentario descolocó al asistente quien todo su rostro se torno rojo y sus orejas estaban tan calientes que casi era capaz de sentir el humo salir de las mismas.
—Usted está loco— exclamó Suga tomando su maleta y yendo en dirección hacia quien sabe donde.
Oikawa negó con la cabeza bastante divertido por lo que había ocasionado y se llevó una mano a la cintura mientras lo miraba buscar una salida, el elevador o lo que sea.
—Cariño, es en dirección contraria — exclamó con burla de nuevo.
¿Para que se molestaba? Su abuelo era un fastidio, pero no iba a lograr cambiar nada cuando todo parecía esta en su contra, lo mejor que podía hacer era aprovechar la oportunidad y molestar a su lindo Subabuara.
—No soy su cariño— gritó desde el otro extremo y regresó sobre sus pasos para tomarlo de la mano y obligarlo a caminar —Vamos‐
—¿Ya tan rápido quieres devorarme? Oh, la recepcionista pensara que somos unos degenerados—
—YA BASTA— La vergüenza era verdaderamente grande y ya no podía con ella —Antes mastico clavos que casarme con usted—
—¿Ah sí?
—Sí— dictaminó sonrojado
—Pues entonces es una apuesta—
El castaño sonrió triunfante y se aferró a la mano del peligris para ir directamente a la habitación.
Quizás... este viaje de negocios sería bastante entretenido.
Olah de nuevo... /se cubre de los jitomates
Yo sé que he tardado demasiado, en vdd pido una disculpa. He tenido mucho trabajo en la universidad y realmente termino demasiado cansada como para pensar en algo jajan'tEspero les guste el cap y no estudien medicina, los ultimos semestres los van a consumir.
Los tqm
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Mi jefe es un idiota
FanfictionOdiaba a su jefe, su jefe era un idiota que no tenía escrúpulos. Lo odiaba... y su jefe adoraba molestarlo