Prólogo- Demente.

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Las voces se habían magnificado, pero ya no torturaban su mente con ideas irracionales o comentarios inconclusos en el momento menos oportuno, sino que en ese instante eran su máximo apoyo. Jinx no sabía cómo. Recordaba un dolor superior a cualquier cosa antes vivida, todo se volvió oscuridad y, de repente, la calma había llegado; y con ella también apareció la claridad en sus pensamientos.

Si Silco pensaba que podía traicionarla después de todo ese tiempo en que ella había sido devota a él, era que ni siquiera empezaba a conocerla; pero antes de eso tenía que reunir a todos los invitados de su fiesta familiar, empezando por la entrometida que nadie pidió.

Cruzar hacia Piltover jamás había sido difícil, al menos para aquellos zaunitas que habían crecido robándoles de a poco, como era su caso. En su mente lo único que tenía que agradecerle a su hermana, además de haberla convertido en Jinx para siempre, era haber sentado las bases para el desarrollo de habilidades que pulió posteriormente con Silco. En esos momentos, con el shimmer corriendo por su cuerpo, mezclado con su sangre, siendo el nuevo combustible de su corazón, nada le era imposible.

—Uno pensaría que por ser la casa de un concejal, tendrían mejor seguridad —comentó con una risa quebrada y una sonrisa ladina, que le daba un aspecto siniestro.

Su plan había sido atacar a la vigilante desde que entrase a la habitación, pero al ver desde la ventana su figura mojada dirigiéndose dentro de la casa, supo que podía divertirse más que eso; por lo que preparó su dibujo en el baño y esperó hasta que la chica entró. El agua caliente golpeaba el cuerpo desnudo de Caitlyn y Jinx disfrutaba de verla así de ida, mentalmente torturada, porque sería más delicioso apreciar la impresión y el miedo en su rostro cuando al final se la llevara. Así, el momento llegó.

El peso del cuerpo de Caitlyn desplomado resultó ser nulo en los brazos de Jinx. Una risa discontinua y quebrada salía de su boca cada vez que notaba su nueva fuerza, su nueva yo; y cuando pudo soltar a la vigilante totalmente inconsciente en el suelo sucio y marcado de aquella habitación, su plan pareció fluir.

—Silco es un plato fácil —Sus manos se juntaban y movían nerviosamente en gestos rápidos—. Vi es impulsiva, ella sola vendrá —Sus uñas rasparon su cuero cabelludo, disfrutando de la sensación—. Tengo que preparar la cena —exclamó alegremente, dando saltos de felicidad—. Un libro de recetas, un libro de recetas, un libro de recetas —Moviendo la cabeza al ritmo de su infantil cantar, Jinx se acercó a la estantería donde estaban todo tipo de libros que Silco había recolectado durante años—. ¡Aquí está!

Sosteniéndose en puntillas de pies y apoyando su mano en los libros del estante inferior, Jinx alcanzó el libro de tapa morada y tiró de este, derribando parte de los libros en los que había sostenido su peso. En un acto natural, su mano se desvió hacia su pistola y apuntó con el arma a las páginas abiertas de los libros que yacían en el suelo, jadeando rápidamente y soltando un suspiro mezclado con risa al notar que no era nada.

—Malditos libros tontos —comentó, dándole una patada al libro que había caído encima de los demás y dejando expuesto el que se encontraba debajo de este, cuyas páginas tenían anotaciones a mano de una escritura que ella conocía muy bien—. Singed —murmuró, dejando el libro de recetas a un lado y arrodillándose para leer el contenido de aquellas notas.

Sus manos se aferraron a la tapa dura de aquel libro mientras sus ojos recorrían con desesperación la información de aquellas palabras, repasando esos dibujos, asimilando lo que El químico loco había escrito en esas páginas. Sus pies fallaron y terminó totalmente sentada en el suelo, sintiendo su respiración acelerarse de forma errática a la par que su mente maquinaba la idea de lo que leía a una velocidad vertiginosa.

—No, esto no puede funcionar —farfulló, hablando con sus amigos en su cabeza, la compañía que siempre había tenido desde aquel día desastrozo—. Sería divertido hacerlo —comentó, razonando los motivos que la impulsaban. Era obvio que El químico nunca había podido llevar a cabo aquel experimento—. Yo no gano nada —se contradijo, analizando que sería una pérdida de tiempo valioso que podía usar para cocinar la cena de la reunión familiar—, ¿o quizás sí?

Las ideas se mezclaban y desligaban, tomaban formas concisas y volvían a deshacerse. Nada de lo que ella decía o escuchaba llegaba a tener sentido. Dibujos, esquemas y croquis se creaban en su mente sobre lo que veía delante de ella y lo que podía llegar a lograr. Ante cada pensamiento, salían de su boca sílabas inentendibles.

El libro cayó de sus manos, sus palmas cubrieron sus ojos y sus dedos tiraron de su cabello azul marino mientras su enferma mente procesaba pros y contras, moviendo su cuerpo de adelante hacia atrás en el suelo; dejando que solo sus palabras inconexas resonaran en la noche dentro de aquella habitación y que, en su mente, los susurros constantes le fueran tejiendo la red de ideas.

Todo quedó en silencio, sus movimientos ansiosos se detuvieron y sus manos cayeron a cada lado de su cuerpo. Su rostro se deformó en una expresión de complacencia y placer mientras se incorporaba del suelo en un grácil gesto, caminando con pasos pesados hacia donde una inconsciente Caitlyn yacía.

—Creo que tú y yo todavía podemos divertirnos —afirmó.

Una risa seca y alarmantemente alegre resonó, rompiendo el silencio, y luego todo lo que quedó fue su mente desordenada tomando el control de algo más grande que ella misma. Creando su as bajo la manga.

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Y con esto damos inicio a uno de los fanfics que más he amado escribir, pequepinkypitufibolas.

Honestamente, Arcane ha sido de esas series que vi ya tarde, porque al ser de Cuba me llega todo con retraso, literalmente, pero no por ello la disfruté menos. Amé todo el desarrollo, una adaptación del videojuego de forma estelar, a mi gusto al menos, y unos personajes de estos a los que hasta al más malo le coges cariño, y yo eso lo respeto.

Por supuesto, fue inevitable que apenas terminé de verlo, empecé a buscar contenido fanfic, ya que lo único que vi limitado en la serie fue que no dieron mucho pie a la relación de Caitlyn y Vi, aun siendo canon, o sea, me dejaron sin un beso, ah, pero bien que tuve que ver a Jayce follarse a Medarda, que por cierto, que personaje más genial el de ella, Jayce por otra parte, me cae como una patada en los ovarios.

Como no encontré mucho contenido con Vi como top, que es básicamente lo que me gusta, sino mucho contenido de Caitlyn top, honestamente me sorprendió, dije《 pues nada, me toca hacerlo yo》. Así que aquí estamos, si llegasteis a leer todo esto, muchas gracias, si es la primera vez que me lees, espero que te guste y pues, conmigo es simple, yo me siengo feliz si ustedes comentan qué tal les va pareciendo el fic, lo que me gusta es interactuar con mis lectores, si gustan dejarme el voto, perfecto, pero por fis, déjenme siempre un comentario aunque sea para decir: ya lei, espero el siguiente.

Dicho esto, pues a continuar...

Arcane: El renacimiento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora