La improvisada sala de Concejo se encontraba en una de las mansiones más alejadas, aquellas que apenas habían sufrido daños debido a la distancia entre ellas y el centro de la ciudad. Vi tenía que admitir que todos se habían curado relativamente rápido, aunque se lo debían a la cantidad de medicinas que habían sido mejoradas con los años.
Si ella había podido sobrevivir a una puñalada con solo unas gotas de shimmer en una mezcla altamente tóxica, de la cual ella prefería saber lo menos posible, no podía imaginar dónde estaba el límite para ellos en Piltover.
Caitlyn se veía serena, con una actitud pétrea que Vi no le había visto, normalmente era más emotiva. En esos momentos Vi tuvo la sensación de que estaba viendo a la Caitlyn entrenada, esa que su madre había preparado para que enfrentara el mundo, la que ella misma no había querido ser mientras crecía; pero ahora se mostraba de esa forma por necesidad, y Vi se sintió mal, porque sabía que era doloroso dejar sus propias convicciones por un bien mayor.
Las puertas se abrieron finalmente y Caitlyn no vaciló en adentrarse en la sala; la cual consistía en un área adornada en tonos cafés y dorados, con una mesa redonda en el centro y siete sillas dispuestas en ellas. Los demás miembros del Concejo ya estaban allí cuando ella entró, regia en todo momento ante la mirada atónita o curiosa de los presentes; incluso la de Jayce, en la cual Vi notó la lujuria avivándose debajo de su enfado inicial, sintiendo ella la rabia bullir dentro; pero entonces la mirada de Jayce la enfocó a ella directamente.
—¿Qué demonios hace ella aquí? —escupió la pregunta con un tono de reprimenda, como quien demanda que le pidan permiso hasta para la más minima acción.
—Viene conmigo —contestó Caitlyn, tomando el asiento que le correspondía e ignorando las dagas que Jayce lanzaba con la mirada.
—El Concejo está hoy reunido, porque hay que tomar medidas con lo que ha ocurrido —inició Ambessa Medarda, quien ocupaba el lugar de su hija—. Piltover se mostró débil y condescendiente con la zona suburbana y estos les han traicionado. El Concejal Talis quiso la paz y ellos les devolvieron un misil brillante con una gema que él mismo diseñó y que terminó matando a cientos, entre ellos a mi hija. En mi opinión, el distrito suburbano es una plaga cuyo único fin son las minerías. Es hora de ponerlo en su lugar.
—¿Quiere decir iniciar una guerra? —habló la Concejala mientras sus uñas metálicas golpeaban la mesa. Su otro brazo estaba totalmente hecho de metal ahora, en la explosión debía de haberlo perdido.
—Es la única opción —intervino Jayce, poniéndose de pie y caminando con una marcada cojera alrededor de los demás—. Son como una plaga. No saben sostener los tratos. Lo mejor es deshacerse de todos ellos —las palabras salían marcadas con veneno de su boca.
Vi sentía la ira recorriendo su cuerpo, sus puños apretados y los guanteletes imitando el gesto. Estaba a punto de avanzar y lanzarle el primer puñetazo hacia Jayce cuando la voz neutral y firme de Caitlyn resonó por encima de los demás.
—No haremos eso —sentenció, dejando a todos mudos y observándola—. Ustedes no lo saben, solo ven su pérdida y no entienden ni les interesa entender —continuó tranquila, su mirada cambiando de forma lenta por cada concejal, asegurándose de sostener sus ojos fijos en los de todos ellos por un par de segundos—. El misil fue lanzado por Jinx, solo ella es la culpable. Silco iba a aceptar el trato con usted, Concejal Talis. Jinx se enteró de esto y le secuestró, igual que a Vi y a mí —narró acompasadamente, apreciando como todos observaron a Vi durante unos segundos—. Mató a Silco, intentó matarme a mí y sentó a Vi en el asiento de primera fila para el disfrute de lo que ella consideraba un espectáculo. La nación de Zaun no tiene que pagar por ello, ese pueblo merece ser libre de todos..., de nosotros. Nuestro principal objetivo debería ser atrapar a la verdadera culpable, no masacrar inocentes que festejaban su posibilidad de libertad —finalizó Caitlyn, dejando que en el silencio sus palabras se asentaran en la mente de todos.
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Arcane: El renacimiento.
FanfictionPiltover y Zaun colapsan en desgracia después de la explosión causada por Jinx, haciendo que Caitlyn y Vi se vean atascadas en medio del dolor y las responsabilidades. Con un reloj contando el tiempo que les queda juntas antes de que ambas naciones...