Caitlyn permaneció de pie y a una distancia considerable de la chica zorro mientras la veía adentrarse más en la habitación, manteniendo cercanía con la puerta por si a la mujer le daba por hacer algo que a ella no le gustase. La huida tenía que estar asegurada. Ahri la miraba divertida; acercándose al bar donde reposaban algunas botellas, tomó dos vasos y vertió en ellos algún tipo de alcohol dulzón que mezcló su olor con la casi intoxicante esencia que bañaba el aire.
—Adelante —ofreció Ahri, estirando su mano con el vaso hacia Caitlyn.
—No bebo —negó la peliazul secamente, su mirada fija en cada gesto de la otra mujer, analizando todo de ella, como le habían enseñado en la Academia cuando se preparaba para ser vigilante.
—Claro —comentó en un tono burlesco la pelinegra, depositando el vaso en una mesita y dándole un trago a su propia bebida.
—¿Podemos hacer esto rápido? Tengo cosas que hacer —solicitó Caitlyn, en ese tono imperativo que demostraba su costumbre de estar al mando.
—¿Le hablas a Vi de esa forma también? Porque a ella nunca le ha gustado que le digan que hacer —repuso Ahri con diversión. La provocación debajo de sus palabras caló a Caitlyn, pero esta siguió mostrando una expresión pétrea e impasible.
—Puede que no sepas esto, pero los gustos cambian conforme el tiempo pasa; quizás ella no sea la persona que tú conocías antes —rebatió Caitlyn con firmeza, intentando no caer en el juego de la zorra.
—Es cierto que ha pasado algún tiempo desde que la vi la última vez. Ella era apenas una chica de 15 años que cumplía su primer año de sentencia en Stillwater cuando nos conocimos —explicó Ahri, en un falso tono reflexivo que hizo a Caitlyn apretar los dientes—. Supongo que de su primera mujer a la actual deben de haber cambiado algunas cosas —Lo sabía, podía notar que esas palabras tenían como objetivo hacerla perder el control, pero no significaba que Caitlyn pudiera controlar el fuego que la recorría por dentro.
—Por eso se dice que es la última la que importa, porque esa elección es la que demuestra quien eres en verdad cuando tu personalidad está totalmente formada —repuso la peliazul de forma impasible, haciendo uso de todo lo que su padre le había enseñado cuando de niña ella se interesó en el motivo detrás de su expresión desinteresada al atender a los pacientes.
—Para eso habría que esperar a ver quién es la última —rebatió cizañeramente Ahri, escondiendo una sonrisa detrás del vaso mientras bebía.
—¿Qué quieres hablar finalmente? —preguntó Caitlyn, decidiendo que ese juego de tirar y aflojar se volvía cansino.
—¿Sabe Vi que estás embarazada? —soltó sorpresivamente Ahri, Caitlyn sintió el aire congelarse en sus pulmones—. ¿Te preguntas cómo lo sé? Puedo olerlo en ti. Todavía no se nota mucho, pero ese olor es inconfundible para mí —explicó la mujer, manteniendo el aire arrogante mientras hablaba—. ¿Me pregunto qué dirá Vi cuando sepa que su novia se ha revolcado con algún hombre oportunista y que ahora está preñada? —provocó, buscando atemorizar a Caitlyn.
—¿Tanto quieres saber? —preguntó Caitlyn, una sonrisa ladina de suficiencia adornando su rostro, su expresión tensa relajándose—. Deberías ir a decirle, así ves su reacción de primera mano —propuso Cait, negando suavemente con la cabeza—. Si eso es todo, me retiro. Tu presencia no es grata para mí —informó, dándole la espalda a la mujer mientras se iba, disfrutado de la superioridad que poseía en ese momento.
—Estaré en Zaun algún tiempo —interrumpió Ahri, esta vez su voz ya no sonaba tan divertida—. Alquilé esta habitación para poder disfrutar de mi estancia. Hay cosas que quiero resolver con Vi y puede que necesite dormir aquí por una temporada.
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Arcane: El renacimiento.
FanfictionPiltover y Zaun colapsan en desgracia después de la explosión causada por Jinx, haciendo que Caitlyn y Vi se vean atascadas en medio del dolor y las responsabilidades. Con un reloj contando el tiempo que les queda juntas antes de que ambas naciones...