Capítulo 33- Verdadero objetivo.

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El agua corría por su cuerpo, llevándose los rastros de cabello, Caitlyn había vuelto a cortarse el pelo a su estilo usual, después de pasar horas entrenando y habiendo preparado todo el en bar para la noche. Esa paz momentánea que se respiraba solo le recordaba la tormenta que se avecinaría en algún momento, el desastre que se acercaba, acechándolos de cerca.

Prefería no pensar en ello, era lo que Vi le decía, mientras más torturaba su mente, menos disfrutaba el tiempo actual. Cerró la ducha, dejando escapar un suspiro y secando su cuerpo con las toallas, había ahora en el baño una palangana pequeña en la que bañaban a Cassidy, dos juguetes de goma y toallas de colores, Cait no podía reprimir la sonrisa mientras los miraba. Su hija se había filtrado en sus vidas y lo había poseído todo, simplemente la maternidad las absorbía más allá de lo posible.

«¿Habrá sido así para mamá?»

Se despojó de pensamiento, últimamente recordaba mucho a su madre, pensando en todas las cosas que ella podría repetir sin darse cuenta; amó a su madre, pero no quería ser como ella, sobre todo no con Cassidy. Se envolvió en la toalla y salió del baño; en seguida a sus oídos llegó la suave melodía de Vi cantando una canción de cuna a Cassidy, era la misma que antes le cantaba a Powder, la que Vander les había enseñado, la verdad era que Cait encontraba esa faceta de Vi encantadora, pero no se lo diría porque Vi era demasiado dura para aceptar semejante cumplido sin terminar farfullando idioteces por lo bajo.

—Ya está dormida —comentó Vi, entrando a la habitación con unos pantalones grises holgados y una camiseta roja que Lux le había regalado.

—¿Tardó mucho? —preguntó Cait, rebuscando en el armario por alguna ropa cómoda, había cambiado mucho su estilo de vestir en casa desde que Cassidy había nacido.

—¿Después de cabalgar sobre el cuello de Zeri durante media hora y andar saltando por cada charco de lodo existente en Zaun? Claro que no, estaba agotada —dijo Vi en tono burlesco, Cait tuvo que reír; las lluvias habían comenzado recientemente y su hija parecía adicta a mojarse, el agua era como su segunda casa.

—Tendremos que empezar a pagarle a Zeri si esto sigue así —propuso Cait en broma, Vi riendo ante la idea.

—Me imagino su expresión de insulto ante la proposición siquiera —repuso Vi, acercándose a Cait mientras se quitaba la camiseta, quedando solo en los corpiños negros que regularmente usaba.

La mirada de Cait se detuvo un segundo de más en su definido abdomen y la contracción de sus brazos contra la tela, antes de regresar al frente en busca de ropa, por eso no vio la sonrisa ladina que se apoderó de Vi.

—Asumo que te gusta la vista —comentó Vi, respirándole en el cuello a Caitlyn y viendo su piel erizarse en el segundo en que se acercó, colocando ambas manos alrededor de su cuerpo, sus palmas contra las puertas del armario.

—Más que gustarme —murmuró Cait en un tono ronco, girando la cabeza y rozando su nariz suavemente contra la de Vi.

—Cuéntame más entonces —pidió Vi, deslizando sus labios en una caricia fantasmal sobre el cuello de Cait, quien traía el cabello tirado hacia un lado para que goteara sobre la toalla.

—La forma en que… tus músculos se contraen —inició Cait, temblando ante la expectativa cuando la lengua de Vi se deslizó de su cuello a su hombro y sus manos se desprendieron de la madera, pasando en una caricia suave por sus costados, sobre la toalla—, la manera en que te mueves, la… forma en que hablas —sus palabras se entrecortaron cuando las manos de Vi llegaron a la toalla, retirando el nudo pequeño y sacándola del cuerpo de Cait, dejándola que cayera hacia el suelo y mostrando a su mujer totalmente desnuda—, todo en ti me excita.

Arcane: El renacimiento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora