Había estado soñando con su infancia, una casa en el centro subterráneo de Zaun, su mamá cantándole canciones de cuna mientras la bebé de cabellos azules sonreía feliz entre sus brazos. Vi solía abrazarla para que no pasara frío, porque sabía que allí abajo en el inverno las temperaturas eran muy bajas y Powder podría congelarse, ella era la hermana mayor y no iba a permitirlo, había prometido cuidarla. La imagen había cambiado a una Powder pequeña que estaba dibujando monstruos brillantes en las paredes mientras Vi la cuidaba, esperando que su mamá regresara del trabajo, su papá llevaba ya una semana fuera de casa, trabajando en las minas.
—Si vienen los monstruos, ¿me protegerías? —preguntó Powder, mirando a Vi con sus tiernos ojos azules reflejando el miedo.
—Siempre te protegeré, Pow Pow —afirmó Vi, inclinándose y dejando un beso sobre la frente de su hermanita.
—Te amo, Vi —dijo Powder, abrazándose fuertemente a Vi, enterrando su cara en su pecho y escuchando el latido estable de su corazón.
—Y yo te amo a ti, Powder —susurró Vi, sintiendo el calor fraternal de aquel abrazo sobrecogerla.
Una mano se apoyó suavemente en su espalda, sintió la suavidad de unos labios que besaban la parte superior de su tatuaje, un murmullo bajo haciendo que su consciencia regresara y la imagen de su hermana se volviese lentamente descolorida, hasta desaparecer. Sus ojos se entrecerraron ante la luz del sol que entraba por la ventana, gruñó por lo bajo una maldición inentendible que causó una risa suave por parte de quien la despertaba, Vi no pudo contener su propia sonrisa, Cait tenía ese efecto en ella.
—Lamento interrumpir tu sueño, pero me temo que tienes a una pequeña bestia salvaje despierta que anda exigiendo que cumplas tu promesa —explicó Cait, depositando otro beso en el omoplato de Vi y mirándola con dulzura cuando la pelirrosa finalmente abrió los ojos.
—Debí de haberle prometido esto para sus treinta —se quejó Vi, estirándose y mostrando su desnudes con total descaro, deleitándose en la forma en que Cait todavía se sonrojada cuando la veía desnuda, aun si ella era quien la había desnudado la noche anterior, con la boca, para ser más específicas.
—Bueno, no lo hiciste, ya logré que desayunara y la voy a bañar ahora, pero te aconsejo que te apures, sabes que ella no se quedará quieta por mucho —dijo Cait, desviando la mirada para mantenerse concentrada en lo que decía, y no en el hambre que Vi despertaba en ella.
—Entendido, Pastelito. Enseguida voy —aseguró Vi, apoyándose en sus antebrazos y disfrutando como Cait asentía y salía de la habitación sin mirarla, no le había dado un beso de buenos días porque sabía que Vi la podría atraer a la cama y eso haría que el pequeño vendaval que tenían de hija terminara tirando la puerta abajo, encontrándolas en una situación comprometedora.
Vi se rio de forma queda ante el recuerdo, algo así había pasado con anterioridad dos veces, desde entonces Cait se aseguraba de que se durmieran después de que Cassidy estuviera bien dormida y de que se levantaran al menos media hora antes que la niña. No admitiría más accidentes a tan temprana edad.
Se puso de pie, avanzando hacia el baño para asearse y peinarse antes de rebuscar su ropa de entrenamiento en el armario, encontrando unos pantalones marrones y un pulóver azul oscuro, encima del cual colocó unos arneses que la ayudaban a entrenar y sostener armas como cuchillos. Ya no iba a ningún lado sin armas, si no llevaba los guanteletes, siempre cargaba algo más, Zaun parecía seguro, pero el peligro seguía allá afuera y cada día que no pasaba nada, era uno más cerca del momento en que algo malo ocurriría.
Salió de la habitación con las botas en la mano, dejándolas en el suelo del bar antes de tomar el desayuno que Cait le había dejado preparado y sentarse a desayunar en la barra. Normalmente ella despertaba antes que Cait, pero había pasado tres días en las minas con Sylas, arreglando los nuevos cargamentos de extracciones que serían vendidos y proveerían a Zaun de dinero suficiente para mejorar sus recursos de atención médica, por lo que Cait no había esperado para satisfacerla toda la noche, mostrándose activa y complaciente, y dejándola agotada. Vi apenas había comido la mitad de su desayuno cuando un tornado de cabello morado largo por debajo de sus hombros llegó corriendo y saltó encima de ella.
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Arcane: El renacimiento.
FanfictionPiltover y Zaun colapsan en desgracia después de la explosión causada por Jinx, haciendo que Caitlyn y Vi se vean atascadas en medio del dolor y las responsabilidades. Con un reloj contando el tiempo que les queda juntas antes de que ambas naciones...