Capítulo 7- Una realidad de ambas.

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No sabía concretamente qué tiempo había pasado desmayada, ni cuándo habían llegado a donde las luciérnagas, mucho menos cómo había terminado Heimerdinger allí; y no le interesaba. Para Caitlyn en su mente solo había espacio para dos cosas: preguntarse dónde estaba Vi; que por lo que Ekko le había dicho hacía horas que había salido corriendo; y analizar profundamente las palabras que Heimerdinger le había tenido que explicar varias veces, de diferentes formas, durante la última hora y media.

—No puedo estar embarazada —había rebatido ella. No podía simplemente aceptar la afirmación de Heimerdinger—. Nunca me he acostado con un hombre, ¿entiende cómo funciona la biología humana?

—Sí, mi niña, me temo que lo entiendo —había respondido suavemente el pequeño hombre, haciendo que su tranquilidad contrastara contra la obvia ansiedad del cuerpo de Caitlyn—. No sé cómo, pero creo que algo tiene que ver con Jinx y con lo sucedido hace tres meses.

—¿De qué mierda habla? No había espetado Cait, burlando cualquier tipo de educación que le habían enseñado; en esos momentos pensar en modales era ridículo.

—Te caíste de una gran altura, empezaste a sangrar y tenías indicios de aborto; sin embargo, estás en perfectas condiciones y me atrevo a decir que ni siquiera sientes dolor —había indicado Heimerdinger, hablando como un profesor a un niño muy pequeño, sabiendo que en aquellos momentos Caitlyn no se había encontrado en condiciones de seguir explicaciones demasiado rápidas o profundas—. Aparentemente, el bebé dentro tuyo tiene algo del poder que da Hextech. Si me pides mi mejor suposición, diría que tu bebé es lo que Jayce había estado buscando: la creación de la Arcana a través de la tecnología.

—No, no puede ser —había vuelto a negar, mirando fijamente sus puños aferrados a la sábana, negándose a todo tipo de comentario respecto a esa posibilidad.

—Solo piénsalo, mi niña. Tómate el tiempo que quieras, pero medita que si estoy en lo correcto, ese bebé es peligroso —había afirmado él, mirándola con firmeza, y eso activó un instinto en Caitlyn que la puso a la defensiva.

—¿De qué hablas? —había preguntado ella bruscamente, desplazándose en la cama de forma inconsciente, lejos de Heimerdinger.

—Piénsalo. Si ese bebé es en efecto un nuevo mago con el poder de la Arcana, ¿cuántos no lo querrán? La misma Jinx parece venir a por él y Jayce estaría encantado de poder usarlo como la prueba viviente de su eficiencia, aunque no lo haya creado él. Se convertiría en el objeto de deseo de todo aquel que quiera poder y, en medio de todo eso, tendría que lidiar con una magia que no controla y que en cualquier instante puede salirse de sus manos y matarnos a todos —había explicado el pequeño, hablando con la seguridad de quien había sido fundador y Concejal de Piltover, de quien había enfrentado males peores en el mundo.

Después de esa plática Heimerdinger se había retirado, dejando a Caitlyn sola con sus pensamientos. Solo entonces ella había recordado, retrocediendo en el tiempo hasta esa noche y trayendo de regreso cada detalle de aquella desastrosa noche. Las imágenes de los símbolos marcados en tinta azul en su bajo vientre, muslos y senos le afirmó lo impensable: Jinx la había embarazado de alguna manera usando la gema de Hextech.

Su cuerpo impactó contra la pared, deslizándose por esta hasta el suelo y sintiendo el ligero escozor de la ropa que Ekko le había prestado, una de sus camisetas grandes que le quedaban a modo de vestido.

—Vi —susurró suavemente, su único pensamiento persistente siendo aquel dedicado a la pelirrosa.

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Su cuerpo resentía el esfuerzo al que lo había sometido, pero Vi lo agradecía, le prevenía de dejarse llevar por lo que pensaba y permitía que analizara calmadamente las cosas. Era simple: Caitlyn estaba embarazada. Jinx había extraído un óvulo suyo usando algunos aparatos creados a último momento, o recuperados del antiguo laboratorio de El químico; y luego, cuando secuestró a Vi, había hecho lo mismo con ella.

Arcane: El renacimiento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora