Capítulo 41- Intentar y vencer.

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La sangre salió de su cuerpo succionada por aquella aguja fina insertada en su vena, Cassidy mantuvo su mirada en el rojo líquido que iba llenando la jeringuilla, mirando por momentos a los ojos rasgados que se fijaban en ella con amor, como queriendo detallar cada pequeño gesto de su rostro. Cassidy le sonrió a Tobías cuando este sacó la aguja, girándose para tomar un caramelo y ofreciéndoselo a la pequeña.

—Es de uva, combina con tu cabello —comentó Tobías, apreciando el brillo feliz en los ojos grisáceos de su nieta.

—Entonces, ¿mi sangre te dirá todo de mí? —preguntó Cassidy, retirando la envoltura de colores y saboreando el dulce sabor frutal del caramelo.

—No todo, pero nos dará algunas respuestas —aseguró Tobías, sentándose en una silla al lado de Cassidy, que todavía estaba trepada en la camilla—. ¿Hay algo que te preocupe?

—Mamá y mami me explicaron muchas cosas sobre mí y la chica del cabello azul, pero…, hay algo que no entiendo —Cassidy frunció el ceño, mirando hacia sus manos, analizando la punta de sus dedos mientras pequeños destellos azules emanaban de ella—, si Jinx necesita algo de mí, ¿por qué no pedírmelo? Yo se lo daría si eso la hiciera feliz.

—Oh, mi pequeña —Tobías miró a su nieta con adoración, la inocencia de un niño era una bendición que se acaba muy temprano—. A veces las personas hacen las cosas de una manera por qué no conocen otras vías, o no quieren hacerlas diferentes. Jinx…, ella vivió muchas cosas, que tu mamá te contará al detalle algún día, y su mente no es como la tuya o la mía. Es posible que para ella esta sea la única forma.

—¿Eso significa que es mala? —cuestionó Cassidy.

Habían pasado los primeros días del mes explicándole quién era, de dónde provenía, el peligro y la importancia de su poder, y el papel de Jinx en todo aquello, sin embargo, ella todavía se confundía con algunas cosas. No estaba segura de haberlo entendido todo, y realmente quería entender.

—Significa que es un riesgo para otros y para sí misma.

—Mamá dice que mi poder el peligroso, ¿yo también soy un riesgo para otros? —sus ojos miraron suplicantes a Tobías, deseaba una respuesta real, no las contestas temblorosas que Cait y Vi le habían estado dando por semanas.

—Sí, lo eres —confesó Tobías, colocando su mano en el hombro de Cassidy y dándole una caricia ligera, moviendo su pulgar en círculos justo por encima de la clavícula—. Es por eso que el entrenamiento es importante, para que no lastimes a nadie, ni te lastimes a ti.

—No quiero herir a nadie —murmuró Cassidy, mirando hacia la mano de su abuelo que descansaba en su hombro y luego alzando su mirada para encontrar sus ojos—. Voy a entrenar, voy a mejorar, voy a controlar este poder y nadie saldrá herido…, nunca.

Tobías observó el brillo feroz de la determinación en aquellos ojos. Había visto esa mirada salvaje y firme antes, Cassandra miraba de esa forma cuando estaba decidida sobre algo, fue la primera cosa que Tobías notó en ella cuando eran apenas unos adolescentes sin noción del mundo real, fue lo primero que amó de ella.

Agradeció años más tarde, cuando vio que Caitlyn tenía la misma mirada de su madre, como un depredador cuando ha elegido su presa y no piensa dejar que se le escape; ahora Cassidy mostraba esa misma mirada, y él no pudo más que sonreír orgulloso.

—Lo lograrás, mi pequeña —aseguró Tobías, pasando su mano hacia el cabello violeta que se mantenía trenzado desde la raíz y dándole una caricia amistosa—. Debes irte ya, Sylas te está esperando para entrenar. Convencerlo fue lo bastante difícil, no querrás darle motivos para justificar irse.

Arcane: El renacimiento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora