Capítulo 15- Nuevo comienzo.

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Ahri daba vueltas en su habitación; si había viajado por casi toda Runaterra solo para llegar a dónde estaba Vi, no había sido por gusto. Ella admitía que nunca había olvidado a la salvaje pelirrosa, aun si su relación dentro de Stillwater no podía considerarse romántica, ella no podía negar que habían pasado casi todo su encierro juntas.

Sí, quizás no todos sus encuentros fueron entre ellas dos solas, hubo otras reclusas que ocasionalmente se unieron; Vi no parecía quejarse, de hecho, solía ser la más activa en ello; pero el vínculo entre ella y Ahri era diferente, o eso se decía a sí misma.

Lux había sido quien le había avisado. Primero se había burlado de Ahri por perder a Riven contra Yasuo, algo que golpeó duro en el ego de la mujer; había estado con los dos y creyó tenerlos en su mano, pero estos habían desarrollado una relación sin ella y no habían dudado en desecharla; después le había contado de los cambios en Piltover y Zaun.

La rubia lo sabía porque ella era quien se encargaría de las nuevas conexiones de exportación del material de las minas, pero el jefe de mineros le había advertido que la nueva líder de Zaun quería equipos que protegieran a los trabajadores. Apenas Lux había sido informada de quién había adquirido el poder, no había tardado nada en decírselo a Ahri; sobre todo cuando tenía la oportunidad de restregarle en el rostro que Vi, la mujer de la que ella no paraba de hablar, la indomable que no tenía relaciones estables, esa a la que solo ella había logrado mantener al lado por un tiempo considerable, parecía tener una novia.

Ahri no había querido creerlo, no lo podía aceptar y, luego de una batalla contra Lux en la que ella salió victoriosa, había apresurado su viaje hacia Zaun. No estaba preparada para lo que encontró. Siguió el olor de Vi, que no se había borrado de su memoria, hasta que la vio pegándole a aquella máquina en esa pequeña tienda; pero no estaba sola.

La mujer de cabellos azules que la miraba con adoración mientras Vi descargaba su fuerza en golpes era el problema. Lux había tenido razón. Cuando Vi la despachó rápidamente, Ahri supo que el título de novia no era una mera posición, pero entonces sintió ese olor a hormonas maternas proveniente del cuerpo de Caitlyn.

Creyó que eso sería su ventaja, por eso no había dudado en encarar a la mujer, pero esta se había burlado de ella. Al parecer Caitlyn no la creía capaz de ir a hablar con Vi, Ahri le demostraría lo contrario.

Esperó a que el sol estuviera afuera para enfundarse en un vestido rojo ajustado a su cuerpo, saliendo del burdel y parándose delante del bar, esperando entre las sombras. Si Caitlyn venía con Vi, ella encontraría la manera de apartarlas, si Vi venía sola, mejor para ella.

El día se le iluminó cuando sintió el aroma de Vi acercándose, tenía ciertos matices similares al de Caitlyn, pero era obvio que venía sola. Cuando la pelirrosa abrió la puerta del bar y entró, Ahri supo que era su oportunidad.

—Esperaba encontrarte aquí —comentó, adentrándose lentamente en el establecimiento.

—¿Ahri? ¿Qué haces aquí? —cuestionó Vi, que no esperaba una visita de nadie tan temprano, sobre todo, no de ella.

—Quería hablar contigo, recordar viejos tiempos —contestó en un tono coqueto, sus palabras arrastrándose entre ellas mientras se acercaba a Vi, casi invadiendo su espacio personal.

—Ahri, en serio quiero creer que estás en Zaun por motivos genuinos que no incluyen mi existencia —repuso Vi, cruzando sus brazos al frente y mirando con firmeza a la muchacha.

—¿Qué pasa si digo que solo vine por ti? —preguntó insinuante Ahri, cerrando la distancia entre ellas.

—Entonces te repito que tengo novia —afirmó Vi, girando el rostro cuando Ahri se acercó demasiado.

Arcane: El renacimiento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora