Capítulo 23- Explosión y derrumbe.

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—¿Estás segura de esto? —preguntó Caitlyn por décimo sexta vez en la tarde, la noche empezaba a oscurecer el cielo y Vi estaba terminando de ajustar las vendas de sus brazos mientras Caitlyn la miraba aprensivamente.

—Pastelito, ya lo hablamos durante toda la tarde, es algo necesario —repitió Vi, intentando mantener el tono cansino al límite, entendía la preocupación de Caitlyn y sabía que ella sería peor si los papeles fueran a la inversa.

—¿No llevarás los guanteletes? —cuestionó Caitlyn, su voz subiendo a un tono más agudo al ver a Vi ajustar la chaqueta negra y empezar a subir las escaleras.

—Te prometí que no pelearía, ¿no? —respondió ella con una sonrisa ladina. No es que se sintiera cómoda yendo sin ellos, pero había asegurado que no habrían peleas esa noche y de cualquier forma, no estaba yendo a territorio enemigo.

—Me gusta que mantengas tu palabra, pero no me gusta que andes por allí sin protección —comentó Cait, siguiendo a Vi escaleras arriba, hasta llegar al bar, donde el trío ya se encontraba esperándolas.

—Pastelito, no hay quien te entienda —repuso Vi con una risa queda —Si tomo los guanteletes es porque voy a pelear, si no los tomo voy desprotegida. Deberías decidirte.

—No es eso, es solo que… —las palabras de Caitlyn fueron acalladas por los labios de Vi, que sostuvo su rostro entre sus manos y la besó lentamente, haciendo que la ansiedad en su cuerpo fuera disminuyendo.

—Relájate, estaré de regreso antes de que cierres el bar —aseguró, sus pulgares trazando círculos suaves en las mejillas de Cait, que se limitó a asentir con la cabeza mientras Vi se alejaba, haciéndole una señal a Katarina para que fuera con ella.

—Prometo traerla de regreso —afirmó Katarina, subiendo el cierre de su propia chaqueta negra mientras le daba una sonrisa suave a Cait y salía detrás de Vi.

—Puedes tranquilizarte, Katarina nunca rompe una promesa —dijo Lux, acercándose a Cait y dándole una palmada confortante en su hombro.

—Está bien, estamos casi al abrir, es hora de que cada uno ocupe su puesto —ordenó Cait, tragando la ansiedad hasta sentir que se volvía un nudo en su estómago, sus manos pasando suavemente por encima de su vientre, su mente sosteniendo un único deseo.

« Por favor, que todo esté bien»

                           ♧

Sus cuerpos se desplazaban a una velocidad expedita por encima de los tejados y las tuberías, el viento chocándolas de frente, las tejas y placas sirviendo de apoyo. El aire ardía al ser inspirado hacia sus pulmones, sus músculos se tensaban ante cada gesto, apenas si registraban los techos por donde pasaban, limitándose a ir más rápido, evitando que las vieran.

Vi se detuvo en uno de los tejados más altos, saltando desde una tubería hasta ser tapada por el muro que rodeaba toda la azotea, su pecho subiendo y bajando agitadamente mientras ella mantenía los jadeos al mínimo. El sonido de Katarina aterrizando detrás de ella le llamó la atención, girando para ver a la pelirroja incorporarse en toda su altura, bajando su capucha y soltando su cabello sostenido en una trenza apretada y larga.

—Este es el verdadero motivo de que no cogieras los guanteletes, no te permitirían hacer esto de forma sutil —apuntó Katarina entre jadeos, su voz susurrada en busca de mantener sus figuras ajenas de ojos y oídos curiosos.

—Es la única forma de viajar por Zaun sin que te sigan verdaderamente, no puedo andar por allí con dos grandes bolas de hierro en las manos —confirmó Vi, bajando su propia capucha y acercándose al borde del techo —Bien hecho, por cierto, Cait el primer día demoró casi treinta minutos en alcanzarme.

Arcane: El renacimiento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora