Caitlyn observaba a Cassidy desde su ventana, la joven estaba en el jardín de la mansión, jugando con Ava a lanzarle trozos de carne que la dragona corría a atrapar antes de que tocaran el suelo. Dolía, todo en ella parecía arder de dolor ante la presión del miedo. Cerró sus ojos un instante, sintiendo el peso sobre sus hombros.
El sonido de la puerta abriéndose lentamente la hizo respirar profundo, sabía quién era la única persona que se adentraría en su habitación sin avisar antes, pero no hizo nada para pedirle que se fuera. En cambio, permaneció en silencio, dejando que Vi se acercara a ella hasta que sus brazos la envolvieron en un suave abrazo, sus labios depositando un beso ligero en su cuello antes de apoyar la frente contra su espalda.
—Tengo miedo —admitió Vi, evitando mirar por la ventana, que mostraba la vista de una ciudad casi congelada mientras cientos de zaunitas se adentraban en ella.
—Yo también —confesó Cait, envolviendo las manos de Vi con las suyas.
—Pastelito… —Cait negó con la cabeza al escuchar el apodo cariñoso de Vi, el tono en que lo dijo dejaba claro la petición que iba a hacerle, y ella no lo consentiría—, por favor, solo escúchame.
—¡No! —espetó Cait, alejándose del abrazo de Vi y girando para enfrentarla—. No me voy a quedar fuera de la batalla, no vas a entrar allí sola. No pasará.
—Alguien tiene que quedarse con Cassidy —intentó Vi, alegando a su instinto maternal para mantenerla alejada del peligro.
—Ava se quedará con Cassidy, mi padre se quedará con Cassidy, pero yo no —afirmó Cait, mirando a Vi con una firmeza inquebrantable.
—Hay un límite para el dolor y la perdida que una persona puede soportar —Vi se acercó a ella, acunando el rostro de Cait con una caricia dulce y mirándola a los ojos, mostrándose vulnerable ante ella—. Cuando la batalla comience, enfrentaré a Jinx. Hace mucho que acepté dejar detrás a mi hermana, Cait, Powder está muerta en esa mente, pero su cuerpo sigue siendo el de ella y matarla va a dolerme. No puedo hacer eso mientras mi mente se llena de preocupación por ti.
—Pues averigua la forma de hacerlo, o mejor aún, déjame matarla yo —repuso Cait, sus manos cerrándose sobre las muñecas de Vi y apartando su tacto de su rostro—, pero lo que sí está claro es que voy a luchar, quieras o no.
—¡Cait! ¡Vi! —el llamado desesperado de Lux captó la atención de ambas, que rápidamente compartieron una mirada antes de correr fuera de la habitación, llegando al primer nivel de la mansión en segundos.
—¿Qué está pasando? —preguntó Vi, mirando hacia Lux, quien rápidamente le indicó con la cabeza hacia la puerta.
Vi y Cait miraron a la entrada de la mansión Kiramman, la puerta abierta totalmente, Zeri parada en el medio con la respiración acelerada y el obvio rastro de lágrimas marcadas en su rostro. Lentamente ella se movió, dejando espacio para la otra persona.
Vi sintió un nudo crecer en su garganta y presionar, dejándola sin respirar unos segundos, hasta que el llanto la rompió por dentro. Cait fue lo único que impidió que ella se desplomara, sosteniéndola para ayudarla a quedar arrodillada en el suelo, su cuerpo temblando mientras las lágrimas no dejaban de correr.
Sintió aquellos brazos cálidos y firmes atraparla en un abrazo, la manera en que Ekko pasaba sus manos por su espalda en un gesto que buscaba tranquilizarla, el sonido de su voz repitiéndole que estaba allí para ella, que había vuelto, que estaba vivo.
No notó como Zeri lloraba mirándolos, mientras era abrazada por Sylas y Lux, que le daban apoyo; no percibió tampoco a Cait caer sentada en el sillón cercano, acallando sus sollozos en sus manos, sin dejar de mirar a Ekko; en ese momento todo lo que existía eran ellos dos.
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Arcane: El renacimiento.
FanfictionPiltover y Zaun colapsan en desgracia después de la explosión causada por Jinx, haciendo que Caitlyn y Vi se vean atascadas en medio del dolor y las responsabilidades. Con un reloj contando el tiempo que les queda juntas antes de que ambas naciones...