Capítulo 22- Planes de defensa.

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Era pasado el mediodía cuando Caitlyn despertó, su cuerpo estirándose entre las sábanas y un calor placentero llegando del lado derecho de la cama. Sus ojos se abrieron, encontrando la mirada gris que la observaba con adoración y una sonrisa suave en su rostro.

Vi estaba apoyada en su brazo, acostada de lado y había pasado los últimos veinte minutos mirando a Caitlyn, apreciando su figura dormida con soltura, su rostro calmado y la forma en que se acomodaba en la cama de lado, con una pierna alzada por encima de una de las piernas de Vi, con su abultado vientre entre ellas.

—Buenas tardes, Pastelito —saludó Vi, disfrutando de lo adorable que Cait se veía bostezando.

—Buenas tardes —respondió finalmente al saludo, su voz ligeramente adormilada todavía —Supongo que no puedo volver a dormir y fingir que todo ha sido un sueño, ¿no? —preguntó con un arrastrado tono de pereza que hizo reír a Vi mientras ella deslizaba sus dedos en una caricia ligera por todo el vientre de Cait.

—Me temo que no —negó con suavidad, su mano alcanzando la mejilla de Cait y acunando su rostro —pero podemos extender este momento unos instantes más —propuso, deseando darle a Cait toda la calma que la vida no les había permitido.

—Bien, ¿qué quieres hacer? —preguntó Cait, acomodándose mejor entre las almohadas, para que la parte superior de su cuerpo quedase al nivel de Vi.

—Estaba pensando que podrías… —inició Vi, girándose para darle la espalda a Cait mientras estiraba su brazo bajo la cama y alcanzaba una bolsa negra —revisar esto —finalizó, alcanzándole a Cait la bolsa.

La peliazul miró extrañada durante unos instantes, tomando la bolsa y sintiendo su peso entre sus manos, era ligera, apenas sí se sentía que traía algo dentro. Sus ojos se desviaron a Vi unos instantes, una pregunta implícita en su mirada, pero al ver la sonrisa traviesa de la pelirosa, Cait prefirió investigar el contenido.

Sus dedos abrieron con cierta lentitud el envoltorio, metiendo una de sus manos y tocando el objeto suave que había dentro, hasta que sacó aquel conejo de peluche y sintió su garganta cerrarse con un nudo. Sus ojos azules se llenaron de lágrimas, pero una sonrisa que rápidamente se transformó en una risa queda le hizo saber a Vi que Cait estaba feliz.

—¿Lo compraste? —interrogó Cait con tono esperanzador.

—No hemos hablado mucho del bebé y sus necesidades y ya estamos a menos de cuatro meses, creo que sería prudente ir pensando en ello, así que pensé que esto podía ser algo así como mi gran gesto que dice que estoy a bordo con todo y emocionada, aunque las circunstancias estén lejos de ser óptimas —explicó Vi, bajando su cabeza hacia la almohada mientras Caitlyn se incorporaba hasta quedar totalmente sentada.

—¿Quieres hablar de esto entonces? —preguntó Cait sugerente, sabiendo que era un tema delicado para Vi. Vi se limitó a asentir en silencio con su cabeza, sus ojos mirando a Cait insegura —Hablemos, dime qué temes o qué inseguridades tienes.

—Es un bebé con un gran poder —inició Vi, dubitativa —Jinx, Ahri, probablemente Piltover si alguna vez se enteran, todos están detrás del bebé y siento… mi mayor miedo es que de nuevo llegue algún monstruo y yo no pueda protegerle.

—Ven aquí —la llamó Cait, señalando su propio cuerpo.

Vi se incorporó ligeramente en la cama, llegando hacia Cait y dejando que la peliazul la acomodara, hasta que los brazos de Vi estuvieron alrededor de su cuerpo y su cabeza apoyada en la parte superior del vientre de Cait, escuchando los latidos rítmicos de su corazón.

—No es tu culpa nada de lo que ha pasado, no puedes martirizarte por siempre por lo que ocurrió con Powder y Silco. Necesitas un tiempo fuera —dijo Cait mientras sus dedos pasaban suavemente por entre los cabellos de Vi —Este bebé es de las dos, así que protegerlo no es solo tu responsabilidad. No puedo decir que vaya a salir bien, nadie sabe eso, pero haremos lo mejor posible, entre las dos.

Arcane: El renacimiento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora