Capítulo 17- Azul electrizante.

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Ira en su estado más puro y salvaje, Ahri había visto muchas veces lo peligroso de esa emoción cuando ocupaba todos tus sentidos, pero nunca de la manera en que lo veía ahora. Vi, quien antaño mostraba un odio profundo en su mirada, un sentimiento alimentado por su familia perdida y la esperanza de poder recuperar al único ser que amaba, destruyendo en el proceso a aquel que más odiaba, ahora se mostraba delante de Ahri iracunda, perdida en algún espacio de su mente más allá de la razón.

Percibió su avance a tiempo para desviarse a un lado, asestando una patada en la espalda de Vi, pero eso ni siquiera hizo a la zaunita trastabillar, sus pies firmes en el suelo mientras giraba y golpeaba con fuerza el cuerpo de Ahri. Había intentado ir hacia el abdomen, pero la pelinegra se había protegido con los brazos, haciendo que su mano derecha se fracturara en el momento en que la energía del guantelete le pegó de lleno, empujándola lejos nuevamente.

Vi podía sentirlo, un calor más allá de lo descriptible apoderándose totalmente de su cuerpo, el deseo insaciable de seguir golpeándola dominándola, un descontrol desmedido.

No se detuvo cuando la vio retorcerse sentada en el rocoso suelo, sujetando su mano que se mostraba girada en un ángulo antinatural, por el contrario, cargó totalmente los guanteletes y volvió a atacar, estrellando su puño en el costado de Ahri, haciéndola expulsar todo el aire de su interior y rodar varios metros más allá. Su cuerpo yacía lánguido en el borde del abismo, un hilo de sangre caía por su boca hacia la nada y podía sentir sus costillas fracturadas, haciendo que respirar fuese una tarea dolorosamente complicada. Vi no podía detenerse, ni siquiera registraba nada a su alrededor, excepto a Ahri.

—¡Detente! —exclamó Thunrak. Vi no sabía cuántas veces había tenido él que hablar para que ella le prestara atención, pero no fue su voz la que la atrajo, sino una más suave que se escuchaba ligeramente ahogada y le puso a Vi los pelos de punta.

—V...i —llamó Caitlyn con dificultad, Thunrak apretando con fuerza la mano alrededor de su cuello, asfixiándola. La ira se esfumó sin dejar rastro, el miedo finalmente alcanzándola.

—Veo que eres capaz de razonar entonces —se burló Thunrak, tirando del cuerpo de Caitlyn por el cuello, haciéndola ponerse de pie. Él era alto incluso para ella, que se vio en la necesidad de pararse sobre sus dedos de los pies para intentar no colgar únicamente de la mano que la ahorcaba —¿Me pregunto qué eres capaz de hacer por ella? —añadió con diversión marcada, sacando un cuchillo de su armadura y apoyándolo en el abdomen de Cait, justo debajo de la quinta costilla izquierda, solo tenía que deslizarlo dentro y no habría forma de que ella sobreviviera.

—Suéltala —exigió Vi, sus jadeos ralentizándose hasta simular la respiración de un depredador.

—¿O sino qué? —provocó Thurnak, la punta del cuchillo pasando la tela, llegando a tocar la piel de Caitlyn con nada más que una ligera presión.

Vi respiró profundamente, cerrando los ojos un segundo, al abrirlos de nuevo su mirada era más clara, como la de alguien que se aferra a la calma en medio del desastre. Giró su cuerpo hacia Ahri, que no lograba recuperarse del todo de los golpes recibidos y se acercó a ella.

El guantelete envolvió el torso de Ahri, lo suficientemente fuerte para hacerla chillar de dolor mientras Vi la alzaba en el aire, parándose en el borde del abismo y dejándola sujeta sobre la caída al vacío. No tuvo que decir nada, era un reto hacia Thunrak, si hería a Caitlyn ella dejaría caer a Ahri. Nadie ganaría.

—En ese caso… —inició Thunrak, alejando el cuchillo del cuerpo de Caitlyn con una sonrisa ladina —. Igual no me importa.

Su mano se dirigió en un movimiento rápido hacia el abdomen, el cuchillo listo para penetrar en la piel, pasar entre las costillas y llegar al músculo del corazón, deteniendo la vida de Cait para siempre. El grito fatídico de Vi resonó en las montañas, su mano tirando el cuerpo de Ahri hacia a plataforma mientras ella intentaba correr para salvar a Caitlyn, pero sabía que no llegaría a tiempo. La mirada de horror en Caitlyn, pensando que eso sería lo último que Vi recordaría de ella, que después de su muerte Vi mataría a Thunrak y a Ahri, la ira no la dejaría hacer otra cosa, y luego pasaría el resto de su vida culpándose, llorando una muerte más.

Arcane: El renacimiento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora