꒷🕯️꒷
Esto es una cacería
BELIAL
No quería escuchar lo que sea que Heller tenía para decir. ¿Por qué seguir órdenes estando en la tierra? Él era un demonio libre y poderoso, si quisiera incendiaría la ciudad, y ni Lucifer o algún otro ser podría hacer nada para evitarlo.
Otro asunto que lo irritaba a niveles extraordinarios era la rata debilucha sentada frente al escritorio. Haber quedado ligado a ese humano al principio le pareció incluso interesante. Sin embargo, pasadas las horas, comenzó a aburrirse y a sentirse exasperado con todo lo relacionado a Nyx.
¿Todos los adolescentes eran igual de idiotas? No tenía más que insultos reprimidos hacia esa persona que se dejaba golpear por un hombre que claramente no estaba bien de la cabeza.
Recordaba los pensamientos del padre de Nyx, no porque pudiera abiertamente entrar en su cabeza, sino porque él llevaba cientos de años en el infierno, lugar en el que cada miserable era como el hombre que golpeaba a su hijo por recelo.
Nyx no era hijo de aquel hombre. Pero él no iba a decírselo, no tenía motivo para hacerle el favor de librarlo de la vida que llevaba. Era problema de Nyx, no suyo. Sus propios asuntos ameritaban toda su atención; Heller provocándolo desde temprano era uno de ellos.
Él no era un haragán, no se levantaba después de mediodía para buscar algo de desayunar. Usualmente no utilizaba algo tan común como el sol para despertar, prefería que los gritos y lamentaciones de las ánimas le hicieran de su alarma.
Otra cosa muy diferente era que Lucifer se estuviera aprovechando de su posición para mantenerlo en la tierra y, de paso, pretendiera que él le ayudara con la venganza contra quienes lo invocaron en primer lugar.
«Es un estúpido»
Se pensaría que las habilidades del rey del infierno bastarían para que un simple ritual con el que algún muchachito sin quehacer experimentó no le moviera ni un pelo; pero ahí estaban, y ahí estuvo Heller encerrado casi veinticuatro horas en una iglesia con grilletes en las extremidades.
A él le habría encantado guardar esa imagen en su memoria, pero no planeaba asomar la nariz por una iglesia ni por error. Tenía la creencia de que la campana sí le caería en la cabeza, por el simple hecho de ser quien era, y porque nada en el mundo merecía más sus burlas que una bola de humanos reuniéndose a pedir y esperar a que sus problemas se resuelvan mágicamente.
— ¿Podrías al menos fingir que te interesa? —Le habló Heller después de intentar llevar su mente a otro lado e ignorar lo que sea que intentaba decirle—. Diez minutos, solo eso, Belial.
—Cinco —dijo secamente. Devolvió el libro que antes estaba ojeando a la estantería y pronto todos estuvieron como nuevos.
—Bien. Siéntate.
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Una ofrenda temerosa ©
Teen Fiction«Si un demonio te dice que eres el único que puede controlarlo; ordénale que regrese al infierno y deje de atormentar tu ciudad» ꒷🕯️꒷ No hay vergüenza más grande para un demonio que ser invocado por desconocidos que lo abandonan encadenado en una i...