Bienvenidxs al último capítulo de Una ofrenda temerosa.
Advertencia de más confusión de la que teníamos al comenzar la historia.
꒷🕯️꒷
‟Heldel"
ASTER
‟Mantén la compostura en todo momento"
Las noches en Heldel no eran diferentes a las del resto del mundo, como cualquier ciudad pequeña, los sonidos de los televisores encendidos se escuchaban mientras caminabas por la calle. Al menos en las casas de esos perdidos que no hacían caso al toque de queda exagerado que la iglesia comenzó.
En su casa no había televisores, su madre decía que de todo lo que debían enterarse era de lo que sucedía en su iglesia, y que, si el resto del mundo tenía algo que ofrecer, a ellos no les interesaba.
Él adoptó ese ideal como suyo hasta que liberó a un demonio y éste trajo a la tierra a otro, y hasta que encontró una libreta que lo describía a él como la ofrenda de un ritual que su propia familia realizó ocho años atrás.
Mucho tiempo para él, media vida de la que llevaba, y poco tiempo para los demonios en los que ahora confiaba su vida y la de su mejor amigo.
Caminó junto a Belial, decidieron rodear el terreno de la iglesia para evitar ser vistos, aunque el príncipe del infierno bien pudo hacerlos aparecer dramáticamente a ambos en medio de cualquier ceremonia que estuvieran llevando a cabo.
Su madre estaría en primera fila, casi podía verla, con su vestido café de cuello alto hasta los tobillos y el suéter de lana encima para cubrirse del frío. A su madre nunca le gustó que él vistiera de muchos colores, algo que siempre envidió de los demás niños. Toda su ropa eran trajes y conjuntos de camisas y pantalones de vestir color caqui, café, gris o negro. Nunca amarillo, jamás naranja, ni pensar un azul o un rojo.
‟Mantén tus manos para ti mismo. Cerca de tu cuerpo siempre"
No podría sacarse las reglas de su madre de la mente, aunque quisiera. Al menos recordaba su voz. No era fácil desprenderse de alguien a quien siempre vio cómo su única familia, la que lo protegió siempre.
Pero ella misma era la que lo encerraba y golpeaba si hacía algo que a ella no le gustara, porque llamar la atención era inconcebible. Ellos debían ser invisibles para el mundo profano, y solo visibles para la iglesia y el Creador.
Quería buscar en su interior una explicación, quería encontrar algo que lo ayudara a sentir de nuevo algún buen sentimiento hacia su madre, más allá de que ella le ocultara quién y lo que era, más allá de haberle arruinado la infancia y haberlo encerrado; pero no lo logró, y no lo haría en el futuro tampoco.
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Una ofrenda temerosa ©
Teen Fiction«Si un demonio te dice que eres el único que puede controlarlo; ordénale que regrese al infierno y deje de atormentar tu ciudad» ꒷🕯️꒷ No hay vergüenza más grande para un demonio que ser invocado por desconocidos que lo abandonan encadenado en una i...