♱ Epílogo ♱

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Who-olap! Feliz noche de estrellas y demonios gays✨

Les dejo a solas con Belial y su muy emotiva despedida...

‟Al final todo sale bien; si no está bien, no es el final"

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‟Al final todo sale bien; si no está bien, no es el final"

—Anónimo

꒷🕯️꒷

‟Condenado"

BELIAL

La furia de Lucifer no era algo a lo que temiera, no aceptaría en voz alta que el rey de las tinieblas poseía algo que eventualmente hacía que cualquier criatura actuara a su voluntad.

Las reglas no eran algo que manejaran bien en el infierno, ni si quiera estaban escritas, pero romperlas equivalía a recibir un castigo.

Era la regla del dar y recibir.

Las peticiones eran así, si querías algo debías estar dispuesto a luchar por ello.

Y él estaba dispuesto a luchar por merecer quedarse con Nyx.

En su naturaleza estaba el no comprender sentimientos humanos, así como los humanos no comprenderían lo que era ser un demonio con sed de destrucción y hambre de desgracias y maldiciones todo el tiempo.

Aceptó el castigo que Lucifer le impuso, no estaba dispuesto a perder sus legiones o su inmortalidad, en cambio lucharía por la propia inmortalidad de ese débil ser por el que había permanecido más tiempo en la Tierra del que soportó jamás.

Con la llegada del amanecer se dejó capturar por Heller, este lo llevó encadenado a la cabaña en medio del bosque, en la que se encontraban Aster Hayes y Nyx. Varias veces durante la noche fue a ver a Nyx, necesitaba estar seguro, ver con sus propios ojos que Nyx estaba a salvo.

No le habló, a duras penas se atrevió a respirar cerca de él. Era inestable en ese momento, no se respondía ni a sí mismo, lo que equivalía a poner en riesgo a Nyx si es que no lograba controlarse estando cerca del humano.

La oscuridad del sótano y el olor a herrumbre que emitía la sangre de Lucifer en los símbolos a su alrededor lo mantenía aturdido. No era capaz de moverse, estaba demasiado débil, necesitaba alimentarse, no se estaba curando tampoco y su propio fuego lo consumiría si pasaba más tiempo.

Heller lo sabía, y no lo dejaría morir, no aún. Si el castigo que iba a imponerle era la muerte, se habría deshecho de él cuando tuvo la oportunidad y no lo habría contenido y llevado a la misma casa en la que se encontraba Aster Hayes, esa ofrenda por la que Heller actuaba como nunca un demonio lo hizo antes.

Él mismo no se reconocía. Pero podía luchar contra sí mismo de ser necesario.

Pasaron más minutos de los que fue capaz de contar, creyó escuchar el crujido de la madera de las escaleras del ático, y también creyó que era producto de su imaginación, tal como lo fueron las ocasiones anteriores en las que incluso vio a Nyx acercarse a él.

Una ofrenda temerosa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora