Capítulo 5: vete bestia.

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Entro en mi habitación y me dirijo a la ducha me quito toda la ropa con sangre seca, las gotas de agua resbalan por mi piel, mi cabello se pega a mi rostro, dirijo la mirada hacia abajo para ver que la sangre se mezcla con el agua quitándole ese color tan vivo para pasar a uno más opaco.

En la ducha me detengo a pensar que hice para merecer el odio de mi madre el ser que me dio la vida, si lo único que yo quería era tratar de protegerla o defenderla pero ella me mostro todo lo contrario cuando me dijo que para ella yo estaba muerta, por un momento mis ojos se cristalizaron pero ¿porque mis lágrimas no salían?

Salgo del baño y me detengo al frente de mi espejo donde pude verme de pies a cabeza, mis ojeras están peor que nunca obteniendo un color morado eso se debe a que llevo más de 23 horas sin dormir bien, miro el reloj.

12:55pm.

Voy directo a mi armario, recojo mi cabello en una coleta, voy acostarme un rato en mi cama ya que las 24 horas que llevo sin dormir me estaban cobrando factura, sino fuera por el grito de "Mi Madre".

-¡Kimberly ven a comer algo!

Eso me toma por sorpresa ya que yo pensaba comer en una cafetería o restaurante, al pensar en una cafetería se me hizo imposible no pensar en mi nana Kelly.

-¡Kimberly!

Bajo las escaleras y en la cocina se encuentra Ana (ahora la llamare así ya que me dijo que yo no era su hija) sirviéndole pasta a Robert.

- La comida está hecha, tú puedes servirte.

Termino de servirme me siento en el sofá mientras Ana y Robert comen juntos en la mesa.

Hay un silencio asfixiante puedo oír como los tenedores hacen contacto con los platos, miro a Robert y me di cuenta que si lo había golpeado fuerte.

Robert, si te detienes a verlo tiene lo suyo, su cabello es castaño y siempre lo mantiene peinado hacia atrás, sus rasgos son finos su nariz perfilada y sus ojos de un color marrón claro, se mantiene en buena forma, pero ¿de qué sirve ser bonito si eres un completo idiota? sin duda alguna las apariencias engañan, lo miro nuevamente y me percato de que su ojo esta morado no tanto como el ojo de Ana, pero si se nota en su mejilla izquierda un morado algo verde, cada vez que mastica la pasta hace una mueca de dolor y eso me divierte, por lo menos le había causado algo de dolor al infeliz.

Ana por otra parte es bellísima a simple vista, me parezco mucho a ella, el mismo color de cabello la diferencia es que el de ella es liso y el mío algo rizado, sus ojos son del mismo que los míos su nariz es alargada y perfilada, su cuerpo tiene lo justo para hacerla ver hermosa con cualquier prenda de vestir.

Cuando termine de comer (que fue rápido porque tenía mucha hambre) tome el valor de dirigirme a la mesa.

- Ana, ¿tú fuiste quien me pego en la cabeza para dejarme inconsciente?

- Si fui yo, te di con lo primero que encontré que fue un sartén-lo dijo con tanta naturalidad como si fuera lo más normal del mundo- en tu escritorio hay unas píldoras para el dolor de cabeza.

Todo lo dijo sin mirarme a los ojos ni un segundo.

- Ok –fue lo que respondí antes de subir las escaleras para dirigirme a mi habitación, sino fuera por lo que Ana dijo que hizo que me detuviera abruptamente.

- ¿disfrutaste matar a esos hombres?

- Fue en defensa propia

- No me vegas con estupideces y responde la pregunta.

Sé que podría mentirle diciéndole que no, pero no fue así lo disfrute y mucho así que ¿de que vale mentir si igual ya me desprecia?

- Si lo disfrute, disfrute cuando vi que la vida se iba de sus ojos, disfrute cuando vi ese bellísimo color rojo salir de sus cuerpo sin control alguno ¿Querías la verdad? ahí está.

Y por primera vez se volteo para darme la cara y verme directamente a los ojos

- Vete- lo dijo en un susurro que expresaba miedo y decepción- vete bestia

Luchar o MorirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora