Capítulo 4: Mi héroe.

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James Abreu.

     El momento de almorzar había llegado ya, quería saber si habían asistido estudiantes de aquí a mi toque de anoche. Y si es así, necesito saber qué piensan de nosotros. Las opiniones ajenas no me importan demasiado, pero sus experiencias con mi arte sí.

     Como siempre, hoy traje mi almuerzo listo, ya que todos mis ahorros los usaría para el viaje de mis sueños. Sólo me senté a comer con Román, y a hablar de lo de Daniel y Priscilla.

     —El man ni siquiera era atractivo —Admitió él sentándose a mi lado—, sólo vestía bien y eso le llamó la atención a ella... Bueno, a todos menos a Daniel.

     —Conoces a Daniel —Saqué mi almuerzo y lo abrí—, se encela por nada y llora por todo.

     —Pero revienta el bombo como nadie.

     —Lo hace como nadie, un mejor baterista no podía pedir —Admití y empecé a comer.

     —¿Cómo vas con lo del viaje? —Preguntó mi amigo antes de meterse un trozo de comida a la boca.

     —Ya casi tengo el dinero —Le confesé tragando la comida.

     Yo procuraba no gastar dinero en nada, porque no gozaba de buenos ingresos. En lo único que gastaba a diario era en mis meriendas, ya que me da mucha hambre aquí metido. Son tres años de ahorros que llevo y al fin alcancé a tener el dinero necesario para irnos de viaje.

     Savage en Europa, me acelera el corazón con sólo pensarlo.

     —¡Qué fino, James! —Se alegró Román— Sólo faltabas tú.

     Me sentía un poco mal, porque aunque llevara dos años de dinero ahorrado, aún así fuí el último en completar lo necesario para irnos de viaje... Pero eso cambiará, yo cambiaré, Savage cambiará.

     Mentira, no voy a cambiar, voy a mejorar. Todos lo haremos.

     —¡Carnales! —Dijo Daniel sentándose en la mesa, venía con Priscilla.

     —¿Carnales? ¿Te tragaste un mexicano o qué? —Se burló Román.

     —Lo siento, estoy viendo una serie buenísima, y son mexicanos los protagonistas —Se sentaron—. Se me está pegando su acento. ¿De qué hablan? ¿Cómo están?

     —De seguro estamos mejor que tu estado mental, carnal —Se volvió a burlar y esta vez no pudimos evitar reír todos.

     —Hablábamos de que al fin tengo el dinero necesario para irnos a Europa —Le aclaré—. ¡Nos vamos este año!

     —¡Eso es increíble, James! —Exclamó Priscilla.

     —Nos vamos este año, chicos.

     —Oigan, ¿nadie les ha dicho nada de anoche? —Les pregunté más ansioso que curioso.

     Todos negaron con la cabeza y siguieron comiendo. Me sentí un poco decepcionado,o frustrado, o enojado, no lo sé. Pero, ¿cómo es posible después de tan espectacular presentación que nadie la hablara? Bueno, no tengo pruebas de que algún estudiante, a parte de Jacob y Ángela, asistiera. Igual es frustante, pero a la vez me inspira a ser mejores.

     Un fracaso sólo te dice que puedes ser mejor.

     Ya casi terminábamos de comer y no habíamos mencionado casi nada, creo que todos nos sentíamos igual. Ya había perdido las esperanzas de que sea un buen día, hasta que la ví cruzando las puertas de la cafetería. Andaba sola y no había asistido a las primeras dos clases, era extraño porque hoy Jacob no tenía práctica. Rachel a veces se fugaba de clases para ir a ver a Green a sus entrenamientos, eso me enfadaba, pero a la vez me calmaba pensando en que en alguna extraña realidad, ella hacía lo mismo por ir a mis ensayos.

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