Capítulo 8: Stellina.

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James Abreu.

     Ángela Rachel Collins. ¿Cuál será el truco que utilizaste para envolverme? Sólo existes y ya agitas mi respiración. Quisiera poder hacer más que pensarte sin atreverme a darle rienda suelta a mi mente. Sería un desastre irremediable quedarme con todo esto sólo para mí.

     ¿Cómo haré para hacer que sientas lo mismo que yo, sin sentir que invado tu libertad?

     Debería decirte lo que siento... No, no hay necesidad de sufrir tal humillación.

     Luego de una larga caminata, llegué a casa. Dejé todo en su lugar, y al revisar mi mochila, estaba la misma cantidad de dinero que le dí a Daniel para que se compre las baquetas, junto a un papel con algo escrito en él.

«Tú los necesitas, yo no. Te los regalo».

~•~

     —Gracias, Daniel —Le dije llegando a la secundaria.

     —Ni lo menciones.

     —¿Y qué harás con ese dinero? —Preguntó Priscilla.

     Les sonreí sin verlos y se rieron entendiendo.

     —No estaría mal —Dijo Román—. En realidad, no es mala idea. ¿Cuándo será?

     —Este mismo sábado podría intentarlo. No quiero perder el tiempo.

     Román y yo entramos a clase de filosofía, aún no entiendo por qué nos dan esta clase, pero a veces la disfruto. Y el profesor no perdió tiempo en pedirme la pregunta. Pensé un momento y ya tenía la pregunta.

     —No pide una pregunta de algún tipo específico, ¿cierto? -Le pregunté antes de cometer un error.

     —Está usted en lo correcto, jóven.

     —Entonces acláreme esta duda, por favor; ¿habrá gente en tiempos distintos al de nosotros?

     —¿Qué? —Preguntó un compañero que estaba cerca.

     Todos se rieron porque al parecer se sintieron identificados con esas tres letras.

     —Digo, cuando nos dormimos —Me acomodé en mi asiento—, automáticamente amanecemos al siguiente día. ¿Pero, y las personas que estuvieron despiertas? ¿Estarán en un tiempo pasado al de nosotros? Tuvieron que pasar segundo a segundo las horas que nosotros nos saltamos durmiendo.

     El silencio reinó profundamente en el aula, pude hasta escuchar las voces de los pasillos.

     —Esas personas que usted dice que están en otros tiempos, ¿usted las ve cuando despierta? -Preguntó el profesor.

     —Claro, en mi realidad —Aclaré—, pero en la de ellos debe estar corriendo el tiempo a otro ritmo, ¿no?

     Él me miró, con la mano en su barbilla, y luego se encogió de hombros.

     —Señores y señoras, la primera pregunta que no puedo responder... o al menos no por ahora.

     Por alguna razón todos aplaudieron, no entendía nada, me sentía extraño. Toda esta conversación me sacó de la realidad. Sentí el tiempo distinto, corrió de una manera bizarra.

~•~

     Hoy sí nos vamos a reunir con el director, ayer no pudimos hacerlo ya que no asistió. Nadie sabe por qué, pero hoy sí hablaremos con él. No perdimos tiempo a mediodía y fuimos con él.

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