Capítulo 24: Un amor grabado en el hielo.

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Ángela Collins.

     Quisiera ser su pie de apoyo, ser la mano con la que pueda levantarse de nuevo, pero he visto últimamente que se siente bastante bien con Nichole. Aunque quiera estar con él, tengo que dejarlo estar con ella. Igual son mejores amigos, yo no debería tener problema con eso... y James y yo somos... amigos. No importa. Sigo sintiendo que ella quiere ser más que amiga de James, pero quién soy yo para juzgar, ni siquiera soy su novia.

     Quiero salir rápido de aquí para visitar a James, ya han pasado varios días desde que... su madre falleció. Y no he podido verlo.

     Le dispararon frente a mis ojos, a centímetros de haberle disparado a James, a centímetros de haberme disparado a mí. Cualquiera pudo haber estado en la posición de la señora Leyla. Vaya, el mundo es más difícil de lo que aparenta ser.

     Basta, no puedo pensar en eso, James necesita apoyo ahora mismo.

     Desearía haber podido verlo antes, pero hoy lo haré, me dispondré en hacerlo. Lo llamaré para verme con él, sea dónde sea que esté, allí nos veremos. Sólo espero que conteste.

     —¿James? —Luego de varios intentos, al fin me comunico con él.

     —Sigo siendo yo —Contestó.

     Su voz suena bastante apagada, me duele oírlo así.

     —¿Cómo estás? —Me senté junto a Christian.

     —He estado peor —Admitió—... pero también he estado mejor.

     —¿Dónde estás?

     —En casa de mi madre.

     —¿Estás loc...? —Me alteré un poco, pero decidí calmarme— Ahh, ¿en dónde queda eso?

     —¿Qué? —Sonó fastidiado— ¿A caso eres policía?

     Escuché otra voz junto a él, una femenina, que le dijo algo y luego de una exhalación, James habló de nuevo.

     —Tres calles abajo de donde vives. ¿Vendrás?

     —Es posible, si no me pierdo.

     —Llegarás —Colgó.

     Prefiero pensar que su malhumor se debe a la situación, y no a que Nichole le está lavando el cerebro... Voy a dejar mi negativa y me convenceré de lo primero.

     Habían pasado dos horas desde nuestra conversación y por fin llegó la madre de Christian. Me fuí luego de despedirme, y tomé el bus hacia la casa de... hacia dónde está James.

     ¿De quién habrá sido esa voz que escuché? Lo más probable es que sea de Nichole, pero, no lo creo, sonaba alterada. Bueno, si así es, sólo saludaré y me iré, él se siente bien con ella.

~•~

     —¡Hola, nena! —Fué Nichole quién abrió la puerta. Definitivamente era de ella la voz que escuché en la llamada.

     Lo que no puedo negar es que se viste muy bien, parece modelo, su cuerpo tiene atributos increíbles, y la ropa que usa es... ¡Basta, Ángela!

     —Hola, Nichole —Le sonreí.

     —Vamos, entra.

     —¿James est‐

     —Arriba y mejorando —Me interrumpió—. ¿Quieres algo de tomar?

     La miré extrañada. ¿Por qué tan amable? Sí tengo sed, pero no estoy segura.

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