SEXTA PARTE

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Los Agentes aterrizaron y condujeron sus camionetas hasta el campamento que la policía del estado ya tenía armado, a casi un kilómetro de la ubicación del rancho.

—"Odio el calor" —, renegó la Agente Stark mientras desabrochaba su chaleco y se lo quitaba, dejándolo en la parte de atrás de la camioneta.

—"¿Es un chaleco antibalas?" —, preguntó Morgan con auténtica curiosidad al sentir la tela del chaleco.

—"Algo así, Rusia diseña trajes especiales para sus mejores soldados. Son trajes que están pensados para ser ligeros, seguros y aptos para el campo de batalla. Básicamente están hechos de un material menos pesado que los chalecos antibalas pero que al mismo tiempo son más resistentes que uno" —, respondió con una media sonrisa de suficiencia la chica.

—"Tal vez no deberías quitártelo" —, respondió el hombre afroamericano.

—"¿Bromeas? Me estoy cociendo viva en este lugar, y el chaleco lo traigo de la tierra más fría del mundo, no me lo volveré a poner" —, Stark dio la batalla por ganada y bajó la ventana de la camioneta en un esfuerzo por aplacar el calor que sentía.

Cuando los agentes arribaron al campamento, todos bajaron y se reunieron con los policías que ya llevaban ahí algunas horas.

—"Es obvio que tú no estás a cargo" —, gritó un hombre regordete de traje a otro frente a él, vestido más como un militar, captando la atención de los agentes del FBI Hotchner y Rossi.

—"Señor, tengo órdenes directas del FBI" —, respondió el hombre que acompañaba al de traje.

—"Soy el abogado general de este estado, exijo saber por qué no me avisaron que el FBI envió a dos agentes en cubierto con Nancy a un rancho separatista" —, volvió a gritar el de traje, más exasperado, llamando la atención de ahora todos los agentes.

—"Yo me encargo, sé lidiar con esos tipos" —, sugirió la agente Stark y se dirigió a paso lento y firme hasta el sitio, plantándose al lado del hombre vestido con la camisa militar, haciendo uso de su aura amenazante y la compañía de su perro de seguridad.

—"Lo único que puede exigir es abogado" —, llegó al lado del militar y clavó sus ojos celestes en el de traje, con evidente molestia en la cara y en la voz.

—"¿Quién eres tú?" —, el de traje observó al militar y luego a la mujer, pálida como la nieve misma y con los ojos más claros que alguno de ellos había visto jamás, además del imponente animal que la acompañaba, siempre junto a su pierna izquierda y con los fieros ojos amarillo brillante de un lobo.

—"Soy Evgenia Stark, Agente del FBI y de la milicia rusa, soy quien le dirá al abogado general de los Estados Unidos de acusarlo por obstruir una investigación federal o por homicidio imprudencial" —, repitió aquello en voz alta y firme, lo que causó una reacción nerviosa en el hombre frente a la Agente.

La observó fijamente, examinando cada expresión en su rostro, y al notar que no tenía ninguna otra que no fuera la de la capacidad de echarlo a patadas del campamento y arruinar su carrera con una simple llamada a la KGB o a la casa blanca se sintió intimidado.

—"No puedes hablarme así" —, respondió el hombre con su voz temblorosa que trató de ocultar bajo un tono autoritario, sin despegar la vista de los ojos celeste brillante de la mujer. Quién se acercó al rostro del tipo en apenas un paso, y manteniendo su expresión fría y severa, se plantó cara a cara con el hombre.

—"Fuera de mi escena del crimen" —, ordenó la Agente con un marcado acento ruso en su voz y un gesto severo reluciendo en sus brillantes ojos.

Finalmente, el de traje apartó la vista y se marchó del lugar, echando humo por los oídos mientras caminaba. Se volvió una última vez para mirar a la mujer antes de subir al auto, quien seguía firmemente plantada en su sitio, con la mirada fija en el hombre y antes de que pudiera decir algo para amenazarla, un sonoro ladrido del perro a su lado hizo brincar del susto al tipo, quien sin más subió al auto y emprendió carrera al lado opuesto de donde se encontraba el campamento.

Master Mind || ©ReidstarkgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora