Master Mind || ©Reidstarkgi

QUINCUAGÉSIMO PRIMERA PARTE

«Aunque tú lo hayas olvidado, yo no. Aquel día, tras ser derrotada por tus hombres, perdí toda razón para relacionarme con otros y mi mente vagó largo tiempo por una oscura habitación. Pero caí en la cuenta. Yo también tengo derecho a vivir. Solo necesitaba toda tu gloria y los elogios dirigidos a ti. Y decidí arrebatártelos. Sin importar que te consumiera en el proceso».

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—"Ah, ya estás despierta" —, saluda Yulian cuando ve a la pelinegra con los ojos abiertos. —"Temía que la descarga eléctrica te hubiera hecho daño, has estado inconsciente más tiempo del que esperaba, pero por desgracia, no lo suficiente".

Ambos se encuentran en lo que solía ser (en sus mejores tiempos) un sitio de entrenamiento militar, más parecido a una bodega abandonada, dentro del mismo complejo de las instalaciones de Siren Industries. Donde ahora no quedaban más que los cimientos y algunos artilugios antiguos y oxidados. Yulian la tiene prisionera en un área más pequeña, que en otros tiempos estuvo destinada a ser el área de duchas y vestuarios, pero que ahora era solo una gran habitación vacía.

Eve apenas puede mantener los ojos abiertos. Siente su cuerpo pesado y dolorido, hay rastros de una herida que sangró en su pierna, donde ahora solo hay restos secos.

Además, se da cuenta de que está esposada por las muñecas, con unas largas y pesadas cadenas que cuelgan de una viga en el techo. Apenas lo suficientemente abajo para permitirle estar de pie, con los brazos hacia arriba. Supone que lleva un buen rato en esa postura, debido a que ya siente los hombros y las manos entumecidas.

—"Pero me alegra que estés despierta querida, de verdad que sí, porque tendremos visitas" —, informa el hombre con una sonrisa de oreja a oreja. —"Si te comportas, tal vez te indulte por lo que le hiciste a mi Kova y te perdone la vida".

—"¿Irina?" —, pregunta Stark, levantando apenas sin fuerza la cabeza.

«Nova, ¿qué has hecho?», piensa y vuelve a dejar caer su cabeza bruscamente entre sus brazos.

—"Si, verás, el médico del complejo tuvo que hacer un milagro para mantenerla con vida después de que la apuñalaste en la espalda, y también, por supuesto, de arreglar su brazo, dislocado en el hombro y fracturado por debajo del codo" —, Yulian se acerca cautelosamente a la moribunda mujer, tomándola por la mandíbula para alzarle el rostro. —"Debo admitir que me encantan esos arrebatos de ira que tienes, son tan sexys".

Eve apenas está consciente, le resulta complicado discutir con Nova y al mismo tiempo estar escuchando al hombre de traje.

«Nova, por Dios, ¿qué le hiciste a la pobre Irina?»

«Iba a matarnos»

«¡Es una niña!»

«Ella te odia, Evy, era ella o nosotras. Decide de que lado estás, Agente»

Las paredes vibran cuando la puerta principal de la bodega se abre, dando paso a cuatro hombres imponentes, que visten completamente de negro y cargan armas de gran calibre, entre todos ellos, vienen dos civiles, ataviados como si acabaran de salir de una lujosa gala.

Sergei Ivanov, un hombre de sesenta años, que realmente aparentaba menos debido a algún privilegiado gen, entró a esa suerte de bodega donde mantenían cautiva a Eve, tomando del brazo a su acompañante, que avanzaba en medio de los cuatro hombres de seguridad.