QUINCUAGÉSIMO TERCERA PARTE

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  —"Se detuvieron" —, comenta Morgan después de unos segundos de permanecer avanzando con la guía del sonido.

—"Y aún no sabemos cómo salir de aquí" —, bufa Markov, enfadado. —"Esto es un laberinto".

—"Considerando que se llevaban a cabo experimentos ilegales aquí, es normal que esté construido de tal manera, para despistar a las autoridades" —, trata de tranquilizar Angela, sintiendo desde sus entrañas la necesidad de correr hasta encontrar a su amiga.


Los agentes avanzan hasta dar con la salida de las ruinas, viendo en el suelo el cristal de protección hecho pedazos y una mano pintada con sangre en uno de los trozos.

—"Chicos, miren" —, señala Prentiss.

—"La otra daga" —, reconoce Rossi, apuntando su linterna hacia el arma.

—"No tiene sentido" —, se une Hotchner, de pie junto a Rossi. —"Nova no dejaría su única arma para enfrentar el peligro por su cuenta".

—"Eso nos indica que se la llevaron" —, menciona JJ mirando a su alrededor. —"Tal vez la atacaron por sorpresa aquí, mientras ella..." —, señala las puertas cerradas del elevador. —"...estaba distraída hablando con su secuestrador".

—"Encontramos dos cuerpos en el pasillo contiguo, dos hombres caucásicos, de veintitantos años, uno tiene diversas puñaladas y el otro tiene un disparo en el cuello, hecha por el arma del primer sujeto" —, informa el comandante Álvez, reuniéndose con el grupo.

—"Un enfrentamiento, quizá de ahí vino la sangre de Eve" —, se aventura Angela, reuniéndose con el resto. —"Ella no dañaría a nadie a menos que fuera absolutamente necesario".

—"Intentó razonar con su atacante" —, interrumpe Álvez. —"Encontramos huellas ensangrentadas que llevaban directo a la habitación de la que vinimos, el líquido negro, como me comentaron previamente, puede ser la sangre de la Agente Stark".

—"¿Nova le cedió el control?" —, se cuestiona JJ, confundida.

—"O el atacante era alguien que ambas conocían" —, concuerda Reid, asintiendo.

—"No hay tiempo, debemos encontrarla, no sabemos cuánto tiempo le queda" —, regaña Hotchner y sigue avanzando tras la protección del equipo SWAT.



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Tras su aparente derrota, Stark se deja esposar con una pesada placa de concreto sobre sus muñecas, y es guiada de nuevo hasta el laboratorio, donde la llevan a una de las secciones más apartadas del complejo y la encadenan dentro de una habitación similar a las que se usan para los pacientes más violentos en los hospitales psiquiátricos.

No opone ni la más mínima resistencia cuando siente el grillete con cadenas alrededor de la cintura, los tobillos e incluso del cuello, no opone ninguna resistencia cuando le colocan una máscara sobre el rostro para evitar que hable o grite. Permanece tan impasible como una muñeca de porcelana. Cuando los guardias están terminando de encadenarla al suelo, más de uno debe alejarse incómodo ante la fría mirada penetrante que la mujer les lanza.

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Master Mind || ©ReidstarkgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora