CUADRAGÉSIMA PARTE

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—"¿Aaron Hotchner?" —, preguntó la mujer, con un marcado acento soviético, haciendo sonar las "r" con más fuerza de la debida.

—"Soy yo" —, reconoció de inmediato, haciendo a un lado su dolor por un instante. —"¿Quién es usted?".

—"Mi nombre es Angela Myagkova" —, extendió su mano hacia el agente y ambos se estrecharon en un saludo. —"Eve era mi mejor amiga".

—"Lo lamento mucho" —, contestó Aaron, cabizbajo de nuevo.

—"Solía hacer las cosas sin pensar" —, Angela observó el ataúd unos segundos antes de continuar. —"Jamás pensamos que le costaría la vida".

—"Vivía como si cada día fuera el último, eso la hacía especial" —, admitió él con una media sonrisa, recordando los buenos momentos.


Angela sacó de su billetera una pequeña tarjeta blanca con un único número escrito en ella y se la entregó al Agente.


—"Cuando sea seguro, él llamará, les pedirá que se reúnan y se lo explicará" —, mencionó la enigmática pelirroja a un confundido agente que observaba la tarjeta y a su interlocutora. —"Nos veremos entonces, Agente Hotchner".

Y con esas palabras, Angela emprendió su marcha por el camino contrario a donde estaban los autos de los Agentes, hasta que fue imposible verla. Aaron observó la tarjeta con el número y la guardó en el bolsillo interno de su saco, regresando junto al resto a la sala de velación.



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De vuelta en la sala de velación, un cuadro de tamaño mediano con la foto de una sonriente Eve, recibió a todos los presentes, que uno a uno, se acercaban al Agente a cargo para darle el pésame.

—"...Si hay algo que pueda hacer, señor..." —, un joven de cabello oscuro, que no sobrepasaba los veinte años estaba estrechando la mano de Aaron, con un gesto de tristeza.

—"Gracias" —, respondió él, en tono neutro.

—"Lamento su pérdida" —, una mujer de abundante cabello castaño se paró frente al Agente y habló.

—"Gracias, Ginna" —, respondió Hotch con una muy pequeña sonrisa. Su corazón dolía y estaba destrozado, pero de alguna manera, aún era capaz de encontrar calma en su interior. —"Gracias por venir".

Finalizada la fila de presentes que se acercaban a Hotchner, apareció Rossi a su lado, mirando algún punto lejano en el otro extremo de la sala.

—"Creo que necesitas tomar aire" —, le dijo a Hotchner, más como una afirmación que como sugerencia. —"Jack está bien, lo vi con sus primos".

—"De acuerdo" —, admite Hotchner y se gira a ver a Haley, que estaba sentada en un sofá individual a un costado de la mesa donde descansaba la foto de Eve.

—"Yo me encargo de que Jack coma de una vez" —, habló la castaña antes de que siquiera Hotch pudiera decir algo.

—"No voy a tardar, gracias" —, se despidió Hotch al tiempo que seguía a Rossi fuera del recinto.

No lo iba a admitir en voz alta, pero sentía que se estaba asfixiando ahí dentro. La corbata lo ahogaba más que de costumbre y sentía su piel ardiendo bajo el pulcro traje oscuro.

Siguió silenciosamente a David por el pasillo, bajó unas cuantas escaleras hasta una mesa redonda, donde el resto del equipo estaba sentado, pasó de largo y salió del sitio finalmente.

Master Mind || ©ReidstarkgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora