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Pov Charlott

Siento calor en todo él cuerpo, pero más en la parte baja de mi cuerpo, con él corazón desbocado, queriendo salir de mi pecho.

Esto es peligroso, muy peligroso.

Y él peligro aumenta aún más mientras se acorta más la poca distancia que tenemos entre nosotros, mi cabeza, mi sentido común me dice, no, me grita, que lo detenga, que pare esto de inmediato, pero mi corazón y mi cuerpo hacen de oídos sordos a sus peticiones, porque desean, anhelan dicho contacto aunque después no sintamos mal por él.

Sin poder resistir más con esto llevo mi mano detrás de su cuello para acortar él mínimo espacio que queda entre nosotros.

En él momento que nuestros labios se tocan siento cómo si estallaron fuegos artificiales dentro de mi, los recuerdos de sus besos no son absolutamente nada comparado con lo que estoy sintiendo ahora. Sus brazo va a mi cintura, rodeándo me con él para levantarme y quedar a una altura un poco más pareja porque ni con los tacones llego a alcanzarlo adecuadamente.

Nos besamos con desespero, con anhelo y ansias, ansias de tantos años en los que habíamos podido hacerlo, necesitado de saborear y sentir él sabor y él calor del otro.

En un momento siento él duro y frío del concreto a mi espalda y me separo de él para que mis pulmones recuperen un poco del aire que les he negado, pero Nate no toma ninguna pausa, besa, muerde y lame mi mejilla, mentón y cuello con necesidad.

Miro a mi alrededor y creo que nos trajo a un callejón, está muy oscuro aquí, espero que lo suficiente para saber que estamos haciendo y mucho menos quieres somos, porque no debemos olvidar que Nate es una figura pública su familia es muy importante y no puede estar involucrado es escándalos y mucho menos alguno cómo esté.

─¡Nate! ─ jadeo con sorpresa ya que mientras estaba distraída verificando que si estábamos en un lugar en donde no nos viera nadie, él metió sus dedos en mi ropa interior tocando mis labios.

Sus dedos están fríos

─Mi conejita siempre está mojada para mí ─ con la voz deliciosamente ronca, al mismo tiempo que mueve su dedo en círculos sobre mi punto sensible provocando más humedad.

─Sabes que no sería se otra manera ─ le digo al oído de la misma manera, envolviendo mis dedos en su cabello y él desliza sus dedos abajo y luego adentro llenándome con ellos.

Se que al una vez que terminemos nos vamos a sentir mal y culpables por lo que hemos hecho, pero mientras llega ese momento pretendo disfrutar completamente de esté.

Sus dedos son rápidos y precisos al darme placer, él sabe exactamente lo que me gusta y hace vibrar de placer, ambos aprendimos del otro todo lo que si y no nos gusta del sexo, siempre fuimos muy abiertos uno con él otro y no nos reprimidos en nuestras mutuas peticiones de fantasías y cómo queríamos ser tocados.

Ahora él está demostrando que no ha olvidado en absoluto cuáles son mis puntos de placer.

Quiero gritar, jadear alto su nombre sin ningún tipo de reserva, pero no debo, no debo perder por completo la cabeza y olvidar que estamos afuera, más específicamente en un callejón donde alguien podría pasar y vernos. Está mal en muchas maneras, pero ese mismo sentimiento que me dice que hacer esto está mal, también alimenta mi deseo porque continúe y que por ningún motivo se detenga, así que para evitar ser descubierto, lo tomó del rostro para besarlo y acallar los sonidos lujurioso que salen de mi boca.

─Nooo ─ me quejo cuando sus dedos me abandonan.

Nate se separa lo suficiente de mi cuerpo para quitar su cinturon y posteriormente él botón, la bragueta y él bóxer del camino, tarea en la que lo ayudo con ansias.

Nathaniel Litman ◇Herederos Litman 2◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora