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~Aaliyah Turner Green
A la mañana siguiente desperté temprano. Abro los ojos lentamente. Bajo la mirada y recuerdo la noche anterior, mi novio y yo teniendo sexo hasta más no poder. Me doy la vuelta y lo veo seguir durmiendo. Fawke Smith, más conocido como mi novio, es también mi cómplice y mi mejor amigo. Las sábanas cubren su cuerpo y puedo ver a mi pareja dormir plácidamente, no quiero despertarlo aunque debemos discutir que haremos con Oran. ¿Qué demonios habíamos hecho? La moral me estaba comenzando a ablandar y me sentía mal por el chico al que habíamos estafado esta vez, se veía muy feliz cuando me reconoció, pero no podía dejar que todo se fuera al caño solo por mis sentimientos. Acabo de romper la regla más importante, la única que nos ha mantenido a flote en este negocio. ¡No te compadezcas de tu víctima! Definitivamente no podía quedarme todo el día pensando en Oran así que mejor me levante y comencé a vestirme.
Demonios, ¿que vamos a hacer ahora que el me reconoció? Se supone que no debía suceder algo así, por eso les ganamos esa droga.
~×~
Sábado otra vez. Estoy sumamente estresada.
—Sigo pensando en posibles soluciones para nuestro problema, pero no puedo concentrarme en mi presa si estoy en eso —exclamé totalmente irritada.
Alzo la mirada y veo que mi novio se ríe de mi.
—Un buen polvo te quitaría ese estrés.
Lo miró fijamente. Siempre está pensando en sexo.
Me parece un poco excitante la manera en que lo propone, pero no puedo dejar de lado mi trabajo. Toda esta semana Oran ha estado llamándome y no tengo ni idea de como consiguió mi número.
—¿Sabes qué? Tienes razón, déjemos esto de lado y hagamos el trabajo de esta noche —afirmo con seguridad en mí.
Camino hacia su habitación y busco entre la ropa que he dejado aquí, algo sexy debe haber.
—Imaginé que no tendrías que ponerte, así que te traje esto...
Fawke se encuentra sentado en la cama mostrando una bolsa de Prada. Tiene un hermoso vestido entallado de color verde esmeralda, es simplemente precioso.
«Por eso te amo, Fawke» pienso, aunque claramente no es la única razón para hacerlo. Gran parte es que me entiende como nadie.
Me dirijo hacia él y le doy un beso en sus calientes labios.
—Ahora si podría darte un buen polvo —susurro contra sus labios —. Uno rápido.
El momento es interrumpido por el sonido de mi teléfono, me levanto tras él y veo el numero que me ha estado atormentando estos días. ¡¿Por qué no me dejas en paz?!
—Lo voy a bloquear. Es un psicópata que me ha estado acosando —digo —. Realmente es molesto —lo silencio.
