~Aaliyah Turner Green
Oran había sido lo único en mi mente las últimas horas. No había dormido nada por el puto sentimiento de culpa que me atormentaba, toda la semana lo había estado experimentando.
No esperé a que el hombre al lado de la cama despertará para irme, nunca lo hacía y con él no sería la diferencia.
—¿Aaliyah? —preguntó la única recluta femenina que había en el equipo al verme salir de una habitación que no era mía.
—Más te vale no decir nada.
—Obviamente no, ¿por qué vieja chismosa me tomas? —ríe ante lo que dijo. Sigo viéndola amenazante —. Tú misma me entrenaste. No diré nada.
—Así espero —asiento con la cabeza en señal de confianza y ella baja la suya en señal de respeto.
—Pero que no vaya a decir nada no significa que no puedas contarme. ¿Qué tan bueno es en la cama? —pregunta y yo me volteo.
—Yo no responderé eso —digo —. Regresa a dormir.
Así lo hizo y pude entrar a la habitación que me correspondía a mí. Mi felicidad y paz terminó cuando encontré a mi hermana en mi cama.
—¿Te dormiste aquí? Judith, te dí una habitación por una razón muy clara: que no ocupes la de los demás, esa regla incluye la mía —le informo, pero no responde —. ¿Siquiera estás despierta? ¡Carajo, despierta niña!
—¡Aaliyah! ¡Dejame dormir!
Dios, en serio es una niña.
—Esta bien. ¡Ya desperté! —afirma cuando le pego con una almohada en la cara.
—Ahora que ya estás despierta, ve y arreglate porque tienes un aspecto de mierda —bromeo con ella y me devuelve el golpe que le dí hace unos segundos.
Judith y yo seguimos riendo cuando, de repente, mi teléfono comienza a sonar con una video llamada entrante. Es Oran, de nuevo la culpa se apodera de mí.
~×~
~Oran White Jackson
Por si mi esposa ya sabia lo de Judith, no la había llamado ayer, porque si se enterará de que yo le autoricé seguirla nunca más me deja a cargo de nada. Pero, si mi cuñada era tan buena espía como su hermana, quizás no se había dado cuenta de que la estaban siguiendo y debía seguir llamándola como lo había hecho estos días.
Una vez me armé de valor así lo hice.
Respondió hasta el cuarto pitido y pude ver la cara de Judy en la pantalla del teléfono.
Puse mi mejor cara de inocencia porque sabía lo que se venía, Ali no era muy rencorosa, no, ella simplemente ponía esos ojos amenazadores que te daban tanto terror que tenías que temer por tu vida. Esa era una puta tortura psicológica.
Olvidé cómo respirar.
Su rostro apareció en la pantalla de mi teléfono y estaba que me cagaba del miedo. Pero su expresión no denotaba molestia alguna.
No me regañó.
—¿Que tal va todo por allá? ¿Los pequeños demonios no te han dado problemas? —pregunta serena y yo trato de averiguar la razón de su actitud tan amable. ¿Ahora no me odia?
—Fuimos al cine ayer, y tanto Nerezza como Beau se la pasaron bien —le cuento sintiéndome inseguro de mi repuesta, mientras Ali sigue con esa pasividad que me está volviendo loco.
—Tuvieron un lindo día entonces, que bien Oran. Nosotros por acá hemos estado entrenando a Judy y a Heaven —habla. ¿Si lo sabe entonces?
—Si sabes que ella está allí, ¿por qué aún no me has mentado la madre? —digo —. ¿Me están tomando el pelo?
—Aún no lo he hecho porque no es tu culpa.
—Ok, ¿alguien puede decirme que mierda esta pasando? ¿Por qué estas tan tranquila? —pregunto, considerando la opción de que hayan cambiado a Ali por alguien más —. ¿La han sometido a un lavado de cerebro? ¿La pusieron a meditar con un monje budista, o qué?
—Oran, no tengo nada. No seas tan exagerado. ¡Ya pareces mi mamá, carajo! —puedo notar la irritación en su voz y en la cara que me pone, todo esto es muy raro.
—Insisto. Tienes algo raro —digo como por tercera vez en menos de quince minutos.
Realmente eres molesto. ¡Ya te dijo que no tiene nada! Decido ignorar a mi conciencia.
—Intenté que no fuera tan notorio. Pero ya que lo mencionas... Tengo algo que decirte —coloca el teléfono en la mesita de noche y le pide a su hermana que se retire.
Aaliyah vuelve al mismo tono de voz de siempre: serio y misterioso, solo que esta vez también pude percibir un poco de culpa. ¿Qué era lo que había hecho?
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Chantaje #PGP2023
Adventure-De verdad quisiera no haberte conocido, porque la herida más grande fue tu amor.