Capítulo 21

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Harry seguía encerrado en el ala del hospital tres días después, a pesar de que había argumentado una y otra vez que estaba bien y que podía reanudar las clases. Madam Promfrey había escuchado sus desplantes durante tres segundos antes de decirle que se quedaría el tiempo que ella considerara oportuno y que no se quejara por ello, pues no conseguiría nada.

Así que se dedicó a completar el trabajo que Hermione traía, a hablar con Sirius y Remus, a discutir temas al azar con Severus y Lucius, y a hacer lo que estaba haciendo ahora mismo. Discutir con Draco sobre el quidditch.

-¿Cómo, en nombre de Merlín, puedes llamar a los Chudley Cannons tu equipo favorito? ¿Estás loco, Potter?- Draco se convirtió en el rival escolar que Harry recordaba siempre que discutían, su máscara de Malfoy volvió a su sitio, sus ojos plateados se volvieron fríos y su característica sonrisa hizo acto de presencia. Extrañamente, esto lo hacía aún más atractivo a los ojos de Harry, era fuerte y poderoso, y Merlín quería abordar al adolescente y besarlo tontamente... er.

-Oh, al menos los Cannons no compensan su falta de habilidades de vuelo con la fuerza-. Harry replicó y oyó a Lucius y Severus suspirar mientras se reacomodaban, poniéndose cómodos para la larga discusión que se avecinaba.

-Los Halcones de Falmouth hacen lo que sea necesario para ganar-.

-¿Y enviar gente al hospital es necesario?-.

-El quidittich no es un deporte suave, la gente se hace daño-. ¿Qué tiene que ver eso?.

-Eso no significa que tengan que aplastar los cráneos de la gente-. Lo dijo con mucho menos veneno del que Harry había planeado originalmente, sobre todo porque Severus había decidido entretenerse con la piel detrás de la oreja de su alchai. Lamiendo, besando y, de vez en cuando, mordiendo la zona sensible, mientras Lucius hacía lo mismo con Draco.

Malditos hombres mayores a los que no les gustaba el quidittich y hacían locuras para que su compañero y pronto amante no hablara de ello.

-¿Interrumpo algo?- La voz del director atravesó las mentes empañadas de lujuria de los cuatro compañeros, haciendo que cesaran sus actividades actuales y que Lucius y Draco, que estaban de espaldas a la apertura de la cortina, se dieran la vuelta.

-No, claro que no, Albus, toma asiento-, Severus se levantó de su lugar junto a Harry, haciendo que el adolescente se sintiera repentinamente agotado y cansado, antes de saludar al director y sacar una silla de la mesa para él.

-Gracias, Severus. ¿Cómo te sientes, Harry?- Merlín, si escuchaba esa frase una vez más iba a golpear algo. Estaba bien. Estaba bien desde que se había despertado. ¿Por qué la gente tenía que preguntar constantemente?.

-Estupendo y en cuanto me dejen salir de aquí, me sentiré aún mejor-. Harry respondió y Lucius no para de darle un suave codazo en las costillas.

-Me alegro de oírlo y estoy seguro de que Poppy te dará el alta cuando considere que estás lo suficientemente bien como para estar solo-. Dijo Dumbledore con el siempre presente brillo en sus ojos azules. -Hablando de eso, estuve investigando sobre tu situación actual-. Como si se lo recordara, Severus volvió a sentarse en la gran cama y agarró la mano de Harry, despertando al chico y haciendo que se sintiera cálido y seguro.

-No es necesario, profesor, hemos decidido dejar que las cosas sigan su propio curso. Harry no necesita nuestro contacto tan a menudo como hace unos días-. Draco miró a su compañero más joven con cariño y pasó su mano por el brazo del chico, sacando un dulce suspiro.

-Me lo ha dicho Poppy, pero parece que, durante mi búsqueda, he descubierto algo que creo que deberías saber-. Oh, mierda, se iba a morir. El director tenía esa mirada, la que siempre tenía cuando informaba a la orden de una noticia devastadora.

HARRY POTTER AND THE PROPHECY OF ESCLARIA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora