Capítulo 41

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Los cuatro hombres se sobresaltaron al oír una voz grave y se volvieron para encontrar a un hombre alto y de pelo rubio de pie junto a la ventana más lejana. Sus ojos eran de un violeta intenso que parecía brillar con la luz y estaba cubierto del cuello para abajo con una sólida túnica negra que resaltaba su piel pálida.
En un momento, Harry y sus compañeros se pusieron en pie, con sus varitas apuntando al desconocido, que ahora tenía las manos extendidas frente a él con una fría sonrisa en los labios.

-No pretendo hacer ningún daño, me avisaron de que necesitaban un representante de los ancianos alchai y llegué tan pronto como el tiempo me lo permitió. Si he cometido un error, me disculpo-. El hombre dijo despacio, sin que su sonrisa desapareciera y con sus ojos violetas brillando con humor todo el tiempo.

-¿Es usted un anciano?- Preguntó Harry con desconfianza, aunque su varita empezó a bajar una vez que se dio cuenta de que aquel hombre era un alchai como él y supo instintivamente que el desconocido no le haría daño ni a él ni a sus compañeros.

El hombre no parecía mucho mayor que Harry, probablemente de unos veinticinco años, y si se le consideraba un anciano, a Harry le esperaba un elegante proceso de envejecimiento.

-No, yo trabajo para ellos. Sé cuándo los necesitan y preparo sus reuniones-.

-¿Y tu nombre?- Preguntó Lucius con frialdad mientras volvía a colocar su varita junto a la de Draco y Severus una vez que quedó claro que Harry no veía a ese hombre como una amenaza.

-Dilyian-.

Era una palabra extraña que no quería rodar por su lengua y, de hecho, parecía estancarla entre cada sílaba.

Los cuatro compañeros compartieron la misma mirada, que era una mezcla de confusión, asombro e incredulidad.

-Si me he equivocado al creer tu deseo de visitar a los ancianos...-

-No, no cometiste un error-, cortó Harry antes de que el Alchai terminara. -Estábamos discutiendo cómo cruzar a su mundo cuando usted llegó-.

-Tu sincronización fue impecable-. Draco estuvo de acuerdo con un ligero movimiento de su perfecta cabeza rubia.

Harry sonrió a su compañero y se detuvo un momento, tratando de idear una forma de decir -Por favor, llévanos lejos de este mundo en este mismo instante, nuestras vidas dependen realmente de ello-, sin sonar loco o desesperado. Por desgracia, no se le ocurrió ninguna alternativa.

-¿Cuándo podrías llevarnos con tus mayores?- preguntó Lucius y Harry respiró aliviado al ver que toda su planificación interna se había ido al garete.

El rubio se adelantó ligeramente para que él y Severus estuvieran de pie a pocos centímetros delante de Draco y Harry y, aunque normalmente Harry no se habría dado cuenta ni habría pensado nada en ello; sus sentidos estaban en alerta máxima y reconoció el movimiento por lo que era. Lucius, a pesar de estar embarazado estaba tratando de proteger a sus compañeros más jóvenes y Harry no tuvo el valor de apartarlo y en su lugar se dejó llevar por los instintos de veela del rubio, ya que también significaba que sus compañeros mayores se encargarían de hablar para no parecer un completo inválido.

-Lo antes posible, tenemos razones para creer que estan en peligro de un posible ataque de los elfos en un futuro próximo y cuanto antes podamos llevarlos a Esclaria, mejor. Los ancianos ya han accedido a hablar con ustedes en cuanto lleguen o después de que se hayan instalado, si lo prefieren-. Dilyian respondió con una amplia sonrisa, pero a pesar del gesto amistoso, cuando el rubio se adelantó Severus se puso rápidamente delante de sus tres compañeros. Aunque se las arregló para no sisear, gruñir, mostrar los colmillos o cualquier otro comportamiento vampirico grosero.

HARRY POTTER AND THE PROPHECY OF ESCLARIA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora