Capítulo 30

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-Hoot!-.

Harry gimió ante el sonido de Hedwig y se revolvió en su cama, tapándose los oídos con una gruesa almohada colocada sobre la cabeza. -Shhh. Estoy durmiendo-.

-¡Hoot!-.

La maldita lechuza no había captado la indirecta de Harry, así que se subió las mantas y se tapó la cabeza en un vano intento de bloquear el ruido y conseguir unos minutos más de sueño.

-¡Hoot!-.

El último nervio de Harry finalmente se rompió.

-¡¿QUÉ?!- El adolescente gritó y se sentó recto en la cama, su mirada se posó inmediatamente en su lechuza blanca como la nieve que estaba prestando atención embelesada a la puerta; donde Draco estaba de pie, con la cara apretada contra la barrera invisible que le impedía entrar. La verdad es que era bastante gracioso y Harry deseó tener una cámara para catalogar la imagen, pero alias, un recuerdo pensativo tendría que bastar.

-Um... Puedes entrar-. Las palabras acababan de salir de su boca antes de que Draco cayera sobre el suelo enmoquetado del dormitorio de Harry. -Sabes, llamar a la puerta suele llamar mi atención más rápido que molestar a mi lechuza-. Dijo Harry mientras Draco se levantaba y empezaba a quitarse el polvo imaginario de la túnica.

-Ya lo intenté pero hay gente que duerme como los muertos. Bonita ropa de noche por cierto-. Harry se miró inmediatamente a sí mismo y se sonrojó de un brillante tono carmesí mientras intentaba subir el edredón para cubrir su camiseta de "¿Quieres montar en mi escoba?".

-Fue un regalo de Navidad de... Eso ni siquiera importa, ¿qué quieres?-. Más vale que sea algo bueno para que el rubio lo haya despertado tan temprano en la maldita mañana.

-Bueno-, Draco se sentó lentamente en la cama de Harry y apoyó una mano en la pierna del otro adolescente, sonriendo con complicidad cuando Harry apartó el miembro y le lanzó una mirada a su compañero. -Tengo una sorpresa para ti...-

-NOSOTROS tenemos una sorpresa para ti, Harry. NOSOTROS!- Llamó la voz de Severus desde fuera de la habitación y Harry se burló del giro de ojos que se ganó la corrección de Draco.

-Bien, tenemos una sorpresa para ti en el comedor. Sólo tienes que sacar tu fino culo de la cama y venir a verlo-. Oh, no le gustaba esta idea. Las sorpresas no parecían tener el mismo significado para los Slytherins que para los Gryffindors.

-No vas a hacerme daño, ¿verdad?- Preguntó Harry con cautela, pero permitió que Draco le agarrara la muñeca y lo sacara del colchón de todos modos.

-Por supuesto que no-. El rubio respondió rápidamente, pero luego pareció replantearse la respuesta -Bueno, no a propósito-. Esto no era bueno.

Draco condujo a Harry fuera de su habitación y el alchai no pudo formar las palabras necesarias para expresar lo que sentía cuando vio que la sala de estar se había transformado en un comedor improvisado con una gran mesa en el centro, apilada con todos los alimentos para el desayuno que se pudieran imaginar.

-¿Qué?- Fue una respuesta inteligente.

-Te hemos hecho el desayuno, ya que somos así de dulces-. Le dijo Draco y empujó suavemente a Harry hacia la mesa y tanto a Lucius como a Severus con una mano en la parte baja de la espalda.

-¿De verdad?-.

-¿Sabes alguna palabra que contenga más de una sílaba?- Preguntó Severus con sarcasmo y le acercó una silla a Harry, a la que Draco empujó inmediatamente al chico.

Sólo para fastidiarlo, Harry respondió con un "sí". La mirada que recibió casi le dio calor por dentro, al parecer el maestro de pociones le estaba gustando. -Pero en serio, ¿de verdad han hecho todo esto los tres?-. Era mucha comida y lo más probable es que les llevara mucho tiempo prepararla, sin ánimo de ofender a sus compañeros, pero realmente no parecían de los que se esclavizan sobre una estufa caliente.

HARRY POTTER AND THE PROPHECY OF ESCLARIA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora